17. Bad Moon Rising

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Su habitación estaba ordenada y pulcra, osos de peluches se encontraban sobre una cama cubierta sabanas que hacían juego con el tono verde pastel que estaba adornada de fotos actuales y de su infancia, mis ojos viajaron por toda la habitación desde el suelo hasta las cortinas blancas con ligeros detalles florales, las cuales se hallaban corridas para impedir que los rayos del sol la lastimaran. 

Caroline estaba hecha un ovillo en su cama, me miraba como esperando alguna agresión de mi parte, por mi lado yo no sabia que hacer y no sabia que me había llevado a presentarme en la casa de aquella novicia vampiro, tal vez fue para saber que Damon aun no la mataba o porque sabia lo que era estar perdida en un mundo del que conocías muy poco, sin nadie que te guiara en el mar de dudad que se convertían tus pensamientos dónde solo tenias el miedo como faro.

—Tu madre me dejó pasar antes de irse—fue lo único que salió de mi boca.

—Lo sé—contestó con una extraña timidez—¿Quieres sentarte?

Mis ojos viajaron de nuevo por la habitación para buscar algún lugar para sentarme pero mis pies decidieron antes, me senté a su lado en la cama. Era notorio el nerviosismo y la incomodidad que amabas desprendíamos, tanto que era ridículo actuar así.

—Escucha—solté de golpe—, lamento lo que Katherine te hizo y te juro Caroline, que haré que ella se arrepienta por eso.

En un impulso ella me abrazó y de manera autónoma se lo regresé, acaricié aquella melena rubia que poseía, después de un par de segundos su cuerpo se relajó.

—Tengo tanto miedo—susurró cuando nos separamos—¿Qué pasa si lastimo a alguien? ¿Qué pasa si yo... si yo vuelvo a matar a alguien?

—Pues llevo un rato contigo y no me has matado—traté de calmarla y ella suspiró.

—Solo espero no convertirme en un monstruo—su tono de voz fue semejante a la de una niña temerosa. Sujeté su mano.

—Care, tú nunca seras un monstruo—dije con suavidad—. Lo qué tú seas, tú especie, no cambia quien eres en tú interior.

—Eso sonó como algo que una princesa de Disney diría—ella dijo con el ceño fruncido e hice una mueca, tenia razón.

—Lo sé—sacudí la cabeza y ella sonrió—. Te he traído algo.

De mi mochila saqué una bolsa de sangre, ella la miró deseosa antes de que se lo pudiera entregar, me lo arrebató de las manos y lo bebió como si su vida dependiera de eso, al ver mi rostro pareció notar lo que había hecho, separó la bolsa de sus labios y se limpio los restos.

—Gracias—dijo apenada, yo solo asentí—¿De dónde la sacaste?

—De por ahí—le resté importancia al hecho de que lo haya robado de la nevera de Damon sin que él lo notara—. No importa, creí que lo necesitarías.

—Gracias—volvió a repetir y continuó bebiendo. Mi celular sonó.

Necesito que vengas a la mansión, tenemos que hablar de lo que pasó en el día de los fundadores. Tu padre viene en camino.

Mire confundida el mensaje de Elena, pero si quería saber lo que pasaba, tenia que ir.

—Debo que irme—suspiré al pararme de la cama—. Tengo algunos asuntos pendientes con los Salvatore ¿Estarás bien?

Ella asintió.

—¿Eres un vampiro?—ella dedujo erróneamente y reí.

—No—tomé mi mochila—, soy un híbrido mágico.

—Ciara, por si no lo has notado soy nueva en esto—habló como si yo fuera tonta—. No me sé todas la especies.

Oscuridad [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora