34.- The last day

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Miré el bosque, las hojas se movían de una manera tan pacifica que parecían bailar con los rayos del sol, recibiendo la vida en sus tallos. Cerré los ojos y dejé que el sol besara mi piel con tanta dulzura que enamoraba mi alma, despertando cada fibra con su sedosa caricia, tanta vida en un solo acto, tanto poder, me hizo ignorar las paredes que me rodeaban.

—Hoy hay luna llena—la voz elegante de Elijah espantó el calor—, Klaus debe prepararse para romper la maldición.

Me alejé de la ventana, bajando el par de escalones que me separaban de los muebles, hasta sentarme junto Elena.

—Dicen que la maldición del sol y la luna es falsa—Stefan recordó el resumen que su novia le había hecho—, que es tan solo una maldición de Klaus.

—Klaus es un vampiro nacido de licantropo, la maldición evita que se manifieste—le explicó—, pero si la rompe, será un híbrido.

—¿Y por qué dejamos que la rompa?—Damon apareció. Su aspecto era más cauto—Hay que matarlo hoy, con Bonnie.

—Damon.

—No, Bonnie no puede usar tanto poder sin morir—Elena le recordó.

—Yo voy a decir la elegía.

—No es una opción, Damon—le recordé con fuerza, aun preocupada por el paradero del cuerpo de mi padre.

—Ahora—Stefan habló—¿Cómo rompemos la maldición?

—El ritual es bastante sencillo, los ingredientes me parece que ya los conocen.

—La piedra de luna.

—Una bruja canalizará el poder de la luna llena, para liberar el hechizo de la piedra—Elijah explicó—, después Klaus, licantropo y vampiro, sacrificará a uno de cada especie.

—¿Y nosotras a que hora entramos?

—Es la parte final del ritual—contestó—. Klaus drenará y beberá la sangre del híbrido y la doppëlganger hasta el punto de la muerte.

Mi mano viajó a mi cuello sintiendo el espectro de la cortada que pondría un fin momentáneo a mi vida. Elena tomó mi mano y Stefan la de ella.

—¿Ahí nos salvaras?—preguntó.

Elijah abrió una pequeña caja, por las decoraciones de plata pude decir que procedía al rededor de la edad media.

—Es un elixir que yo adquirí hace 500 años para Elizabeth y Katerina—sacó un frasco de cristal sellado con cera—. Las proveerá de ciertos poderes de resurrección.

—Entonces nosotras moriremos.

—Y luego no.

—¿Ese es tu plan? ¿Una poción mágica sin fecha de caducidad?—Damon preguntó incrédulo—Si quieren revivir, ¿Por qué no usar el anillo de John y Jeremy?

—Soy un hibrido, Damon—le recordé—, no servirá conmigo.

—Y los doppëlganger son seres sobrenaturales—Elijah dijo—. Creo que no servirá.

—Ese riesgo es mejor que tu elixir—nos miró—¿Y si no funciona?

—Entonces moriremos.

Resopló antes de marcharse molesto.

—¿Sabemos si Klaus tiene todo lo necesario para esto?—Elena preguntó—¿Tiene al licantropo?

—Klaus a esperado romper la maldición por mil años, supongo que si no tiene un licantropo, para hoy lo tendrá. 

Stefan se marchó unos minutos después, posiblemente para revisar a Damon. Me acerqué a la mesa de licores, junto a lado de Elijah, y Elena se acercó a él, tomando el frasco en sus manos.

Oscuridad [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora