36.-As I Lay Dying

64 3 0
                                    

La confianza puede ser un arma de doble filo, pero siempre terminará dañada, no importa cuánto trates de cuidarla, la traición llega con toda su fuerza y gloria, sin embargo nunca será un error, sino una elección. Elegimos confiar en Elijah, su caballerosidad y palabras estilizadas nos abrumaron, endulzaron nuestro oídos y segaron nuestro juicio, olvidando que hasta el más leal puede cambiar.

Jenna y John murieron, Elena revivió, nadie sabe la razón de mi estado mortal y Klaus seguía vivo. Cada cosa por la que luchamos, todo lo que quisimos proteger fue lastimado y no podía dejar que el culpable siguiera suelto.

[...]

Abrí los ojos con fuerza sintiendo como me echan de nuevo del plano astral, un lugar que era gobernado por brujas que no me querían ahí, ni siquiera para proteger a los humanos. La cabeza me dolía, llevaba dos días intentando entrar, y lo había logrado, el problema ahora era mantenerme.

—Lo lograrás—la voz de Damon me tomó por sorpresa. Estaba detrás de mi—, pero eso ya lo sabes.

—¿Qué quieres?—pregunté cansada, estaba cansada de todo.

—Quiero que me perdones—pidió y yo negué—. Por favor, darte de mi sangre fue un error.

—Sí, lo fue.

—Y sé que no merezco tu perdón, pero, lo necesito—su voz flaqueo, la desesperación se filtró y casi accedí, pero no podía, no ahora.

—Y yo necesito tiempo para pensar y ordenar toda mi mente, tiempo lejos de ti—contesté—. Tal vez sea mucho.

—Claro—parecía derrotado—, tomate tu tiempo.

Con una última mirada desapareció de mi habitación y mis emociones se habían oscurecido sintiendo las secuelas de los últimos acontecimientos. Mi padre y yo nos quedamos en casa de los Gilbert, en estos momentos él se encontraba bebiendo en algún lugar de pueblo, posiblemente en el Grill, quería ir por él, pero tenía que cuidar de los hermanos.

—Nos trajiste a ver una película de ancianas—Jeremy me reprochó mientras caminábamos por el parque.

Se recreó un cine al aire libre y la gente se paseaba con atuendos de la época de la película Lo que el viento se llevó que se proyectaría en hora y media al caer el anochecer. Hice una mueca al recordar lo incómodo de esos vestidos.

—Todos necesitábamos salir de casa—contesté—, tres horas fuera de la realidad.

—Ah ¿Ahora aparentamos que nuestras vidas no son un asco?

—Básicamente.

—Ay que hacerlo—Elena me apoyó y la ayudé a tender una manta en el pasto—. Respirar, comer, dormir, despertar y hacerlo de nuevo... Así hasta que un día ya no sea tan difícil.

Ambos se miraron.

—Hola—la eufórica voz de Caroline nos saludó, traía dos canastas en sus manos—. Aquí están ¿Tienen hambre?

—Dios, sí—exclamé, no recordaba la última vez que había comido en estos días.

—¿En serio?—Jeremy seguía incrédulo.

—Sí, claro que es en serio—la vampiro contestó—, luego vamos a copiarle a Scarlett, sobrevivimos la guerra, pasaron por el infierno y mi mamá sabe que soy vampiro, básicamente Atlanta se quemó y sin embargo aún así perseveramos.

Termino su discurso motivador con un puño al aire y una esplendorosa sonrisa que logró convencer a Jeremy de ceder esta ocasión. Sonreí recargando mi cabeza en el hombro de la rubia y frotando el hombro del menor de los Gilberth.

Oscuridad [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora