30.The House Guest

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Con tarro de sal, pocillo y velas en manos descendía por las rocosas escaleras de los calabozos. Balancee las cosas en una mano mientras abría la puerta de madera con la otra. Dejé las cosas en el único y triste mueble de la habitación, una silla, para acercarme al vampiro.

Era ridículo la manera en la que su aspecto seguía siendo de un hombre pulcro y elegante, sin importar la suciedad en su traje y su rostro gris, Elijah seguía presumiendo de su finura. Tomé el tarro de sal y comencé a crear un camino a lo largo de la entrada.

—Incendia—una pequeña flama adornó la mecha. 

Tomé el pocillo y la navaja de mi pantalón, realicé un pequeño corte en su palma y la sangre comenzó a bajar de forma lenta y espesa. Llevé el recipiente, derramé el liquido en la sal y comencé a murmurar un hechizo mediocre que esperaba que funcionara.

Hace unos días, Elena, de cierta manera, había asesinado a Elijah con una daga que Jonh Gilbert le había entregado a Damon, ahora no había nada que pudiera asegurar el bienestar de los que amábamos por lo que estaba realizando un hechizo para que su cuerpo no pueda salir de este lugar, pues él sería uno de los primeros en matarnos por haberlo traicionado.

—Mierda—gruñí mientras arrastraba el cuerpo a la entrada, traté de sacarlo pero una barrera lo impedía. Sonreí victoriosa y luego empujé el cuerpo. 

Al subir me encontré con una escena algo confusa, Damon tenía acorralada a Elena y Stefan los miraba preocupados.

—No lo sé, díganme—ella contestó a algo—¿Katherine esta en la tumba o no?

Al escuchar ese nombre mi cuerpo se puso tenso al igual que el de Stefan quien dirigió su mirada al piso de arriba antes de desaparecer.

—¿Estás bien?—me acerqué a Elena colocando mis manos en su rostro, un sensación desagradable me cruzó y me alejé de inmediato—Katherine.

Ella sonrió y luego desapareció, Damon fue tras ella al igual que yo, solo que por razones obvias él llegó antes. 

—¿Qué está haciendo ella aquí?—Elena preguntó con los brazos cruzados.

—Cuando Elijah murió se acabo la hipnosis—Damon respondió—, y está maldita por fin salió.

—¿Cómo es posible?—Stefan preguntó molesto.

—Es un original—Katherine dijo mientras jugaba con una pluma—, son de verdad especiales.

—Eso no explica que haces aquí y por qué no te has largado—escupí.

—No la quiero aquí—Elena dijo molesta—, sáquenla de aquí.

—Tú me necesitas al igual que Ciara—su voz fue similar a la de un ronroneo—, y todos.

—¿Cómo?—Stefan preguntó.

—Todos queremos lo mismo—la doppelgänger respondió—, a Klaus muerto, pero aquí están todos corriendo como gallinas sin cabeza.

—¿Qué no es exactamente lo que has hecho toda tu vida?—pregunté.

—No nos haces falta—Elena escupió—, ya vete.

—Son increíblemente estúpidas—nos dijo—¿Saben dónde está Kalus? ¿Cuándo viene? ¿Cómo es?

—Dí lo que sepas Katherine o lárgate.

—Bueno—respondió a las palabras del ojiazul—, yo voy al Grill a almorzar y tal vez la tía Jenna quiera un mordisco.

Me acerqué a ella quedando a centímetros de su rostro.

—Inténtalo—susurré—¿Quieres ayudar? bien, hazlo, pero mantente alejada de nosotras.

Me di la vuelta y me marché estresada por todo este drama innecesario.

Oscuridad [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora