20.- Plan B

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—Así que la Sheriff ya sabe—la voz de mi padre sonó cautelosa.

—Sí.

—Y trató de matarte—sonaba menos molesto que la primera vez que lo escuchó.

—Creyó que era un vampiro—me encogí de hombros restando le importancia. La taza de café quedó a medio camino a mis labios—. Lo que ne recuerda que tengo un asunto penziente con Mason Lockwood.

—No, vas a mantenerte alejada de Masón Lockwood—me ordenó y yo lo miré con sorna.

—Sin embargo, aquí voy, a ayudar con la mascarada que su familia está organizando—dije—, no parece justo.

Él me miró unos segundos antes de aceptar su derrota.

—Solo ten cuidado—pidió—, y recuerda que Jenna cocinará hoy, tienes que llegar temprano.

—Lo haré—besé su mejilla. Lo ultimo que escuché antes de salir fue su teléfono sonando.

[...]

La gente salia y entraba del lugar con las manos ocupadas, todas ahogadas en deberes para el evento. Sentí molestia al poner un pie dentro de la mansión, mis palmas picaban por buscar a Mason y golpearlo, pero sabia que no podía hacerlo, no por que no quisiera si no por que yo había sido parte del plan para matarlo, mi indignación no tenia lugar.

—¿Sabes?—su voz me tomó por sorpresa, provocando que mi cuerpo diera un pequeño respingo—Aun quiero saber como es que Elena te convence para estas cosas.

—No soy la única a la que arrastra en esto—me fijé en sus ojos verdes—. Dudo mucho que tu melancolía desesperada, desaparezca ayudando en eventos ridículos.

 —¿Melancolía desesperada?—Stefan me miró divertido.

—Sí, ya sabes, tus extremas ganas de estar con el alma triste y el ceño fruncido—imité sus facciones, rodó los ojos y comenzó a andar.

Lo seguí.

—Mejor dime—su rostro serio contrastaba con la curiosidad en su voz—¿Por qué Damon y tú durmieron juntos esa noche?

Arrugué las cejas

—Lo dices como si hubiéramos tenido sexo, solo dormimos juntos y ya, no fue nada significante—salimos al patio. Alzó una ceja y yo resoplé—. Tenia miedo, estuve a punto de morir, tú tenias tu crisis diaria, Elena parecía estar a punto de tener una y Damon había mostrado algo de humanidad. Una variante en un día común.

Su rostro se contrajo en una mueca de culpa, Stefan llevaba este par de días disculpándose por ponerme en riesgo. 

—Ciara, yo...

—Ni se te ocurra disculparte—corté con un resoplido—. Llevas los últimos días fastidiandome con tus disculpas, si vuelvo a escuchar una más, voy a golpearte

Él levantó las manos en señal de paz y nos detuvimos frente a una mesa con cajas llenas de copas.

—Tal vez seas buena para Damon—susurró tan bajo que casi no fui capas de escucharlo. Lo ignoré y me mantuve caminando a su lado.

Nuestra atención fue acaparada por un ojiazul que traía entre manos una caja con ropas. Sus ojos se vieron manchados por la sorpresa y el miedo, una sonrisa burlona adornó mis labios.

—Hola Stefan—su voz fue nerviosa y evitó hacer contacto visual—. Ciara.

—Mason—Stefan y yo contestamos, mientras sacábamos las copas de su caja.

Oscuridad [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora