CAPÍTULO 30

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Rachel.

No supe nada de Troye durante tres días, luego de lo que pasó en su casa me llevó a mi departamento y nos despedimos con un apasionado beso. Pero lo que había pasado me dejó pensando hasta ahora.

Yo no podría ser capaz de negarle un amor a mi hijo solo por el dinero de la empresa, por más roto que tenga el corazón, no podría. Troye tiene un gran corazón que sabe amar y cuidar, estar a su lado me hace sentir protegida y querida, y él... Él necesita a alguien que corresponda ese amor completamente.

Tenía que decirle.

La sola mención en mi cabeza llevaba una punzada de dolor en mi pecho, el ver la decepción en su cara y el dolor sería un castigo, que debo admitir, lo merezco por no decir la verdad.

— Pase — la voz demandante de Gemma suena detrás de la puerta, suelto un suspiro y entro con determinación a su oficina.

— Buenos días, Gemma — saludo dirigiéndome a su escritorio.

— Toma asiento, — dice sin apartar la vista del todo el papeleo que hay en la mesa. Hago lo que me pide, ella deja de escribir dejando a un lado la lapicera y sus lentes. — Me enteré lo que pasó viniendo de Greg, si vienes a buscar los días de licencia te los daré —. Asiento agradecida y antes de hablar me interrumpe. — Pero como verás mi escritorio, necesito que me des una mano desde tu hogar, te pagaré más — añade lo último deteniéndome con una mano.

Estaba sin habla, tenía una vaga idea de que iba a tener que buscar un trabajo luego de esta conversación.

— S-sí, claro — confirmo asintiendo varias veces. — Entonces... — alagargo la palabra levantándome del asiento.

— Entonces te enviaré el trabajo por G-mail — termina Gemma por mi.

— Está bien — respondo escondiendo una pequeña sonrisa. — Adiós, Gemma, y muchas gracias.

No recibo respuesta de ella y no me extraña, así que con un alivio menos en el cuerpo camino hacia la puerta. Este sería mi última día luego de varios meses sin asistir al trabajo. Luego de la situación que pasé con Noah, cada vez que nos encontramos en el pasillo o en algún lugar respecto al edificio nos miramos con rencor, debo confesar que extraño su apariencia de un hombre bueno y humilde.

Todo los empleados de aquí están al tanto del cambio inesperado de Noah, del hombre simpático y sonriente, solo quedó alguien egocéntrico y con una mirada llena de molestia que no dan ganas de acercarte y preguntarle siquiera la hora.

Antes de llegar a la puerta y tomar el picaporte, la voz de Gemma se escucha en toda la oficina.

— Culligs.

—¿Si? — le pregunto sintiendo mis manos picar para abrir la puerta e irme para mi hogar, dulce hogar.

Gemma me mira con interés antes de hablar nuevamente.

— En un año son los premios al mejor libro seleccionado especialmente por la campaña Barbook, como sabrás, este libro ganador, antes es observado y analizado por los mejores editadores del país, entre ellos, mi padre. — Gemma hablaba con un brillo especial y orgullo en sus ojos, aunque intente ocultar sus sentimientos, es en vano cuando el tema es su trabajo y los libro. Podría decir que yo estoy igual, ignorando el echo de que desechó y despreció mi libro hace unos meses, no podía evitar que mi emoción flotara cuando se trataba de ver que un nuevo mundo guardado en unas hojas crece en la realidad. Aún así, muestro mi confusión en mi rostro al no saber a dónde quería ir Gemma con lo que mencionaba. — Lo que quiero decir, Culligs, es que tu libro... — me señala antes de seguir, en este momento podría esperar lo peor, viniendo de una jefa tan malvada como la que tenía, Lorena podría estar preparando los pañuelos en mi escritorio. — Fue seleccionado, felicidades, Rachel, estás entre los veinte libros finales.

Un desastre con un bebé adentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora