CAPÍTULO 34

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Troye.

Había pasado ya una semana desde que no veía a Rachel, su auténtica personalidad y humildad era algo que faltaba en mí vida.

Estar toda la vida rodeado de gente con una imagen falsa, me había echo perder la verdadera esencia de la vida, demostrar lo real en el momento, como la vez que nos conocimos, y nos chocamos en la puerta del edificio. Luego de una larga disputa con mí padre en la mañana, quizás haberme chocado con una persona seria completar lo peor del día.

Pero cuando la vi, algo dentro de mí se movió, una chica guapa, reluciente y un poco desaliñada, estaba frente al "mujeriego" y famoso hijo de un empresario importante, tan desinteresada.

Rachel era... Única.

Y también increíblemente hermosa.

Cabe destacar también que es un poco improvisada, me sorprendió realmente cuando vi en ella lo genuino y verdadero. Era algo nuevo para mí, y lo que cautivó repentinamente mí atención.

Y fueron seis meses a su lado, que me hizo enamorarme de ella, de su persona, de su capacidad de tomarse en broma las cosas en su momento. De su mirada nerviosa, su emoción, su hablar, su personalidad, su dura capa frente al romanticismo. Era la obvio que a simple vista ella se veía una mujer sin perspectivas de relaciones amorosas.

A Roma le había caído bien ella, y es que había visto lo mismo que yo, y lo mismo que vio ella en su pareja. El compañerismo, el verdadero amor de una pareja, y no un compromiso arreglado.

Creí haber encontrado el amor de mí vida, pero en el momento incorrecto.

O eso pensaba antes de haberme encontrado a Sarah.

Creí que venía a decirme sobre la boda, la cual sin duda iba a cancelar. No tenía más motivos para seguir a la sombra de mí padre, Rachel había sido esa razón que siempre esperé en mí vida, esa esperanza de que no todo estaba perdido.

Pero...

Lo que Sarah me mostró me destrozó el corazón, rompió cualquier ilusión en mí.

Era una ecografía con el nombre y apellido de ella.

Era como un balde de agua fría con cubitos de hielo caer encima de mí. La realidad había golpeado duro conmigo. Esa voz en mí cabeza de un loco apasionado y enamorado del verdadero amor fue lo principal que se rompió.

Ella, no... Ella no, por favor.

Entonces los momento que pasábamos juntos empezaron a aparecer en mí cabeza lentamente, la ropa grande, los antojos, en el bosque tocando su abdomen...

Un desastre con un bebé adentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora