Rachel.Oh, Dios, definitivamente mis bebés serán bailarines profesionales o unos rebeldes sin remedio.
No dejan de moverse.
Quizás uno tuvo la brillante idea de decir "Oye, feto, ¿y si exploramos la panza de mamá".
Anoche en mi sueño los vi, era dos niños de dos años tan idénticos que cuando se paraban al lado del otro era imposible descubrir cuál era cuál. Los dos se miraban con cariño, eran sobre protectores con ellos mismos y cuando se trataba de compartir los dos eran tan generosos. Cualquiera diría que hijos míos no eran míos por tanto amor que se tenían.
Al despertar mi corazón estaba tan inchado de felicidad que mis ojos se llenaron de lágrimas.
Más no pude llorar.
— Ya, bebés, entendí que quieren moverse pero como habrán notado no hay tanto lugar — susurro exasperada moviendo mi mano de arriba y hacia abajo.
Mi segundo lugar favorito del departamento era mi habitación, lo había elegido especialmente porque quedé enamorada de la amplia vista que me daba del atardecer, la ciudad estaba tan bulliciosa por los autos en un día miércoles en la tarde, la salida de la escuelas de los jóvenes y trabajos de los adultos.
Además de mi cama, era extra grande como para una orgia de diez personas, quizás por eso me miraba raro la vendedora cuando lo dije en voz alta. Mis piernas estaban tapadas en la manta suave negra y no podía estar más cómoda junto a la compañía de mis bebés moviéndose como locos.
Me estaba quedando dormida, realmente lo estaba haciendo, pero algo cayó en mi ventana y me sobresaltó de mi lugar. Gruño como un perro cuando se acercan y está comiendo, ojalá tuviera mis dientes filosos para morder, sin duda lo haría.
Me levanto con esfuerzo de la cama y me acerco tratando de descubrir qué golpeó contra el vidrio.
Cuando pego mi nariz al vidrio y se me ocurre la idea de soplar mi aliento y hacer un dibujito, otra vez algo cae y casi caigo.
Frunzo el ceño y decido abrir la ventana.
Tendría que haber elegido el último piso, así podría seguir durmiendo.
Cuando enfoco mi vista hacia abajo me sorprendo.
Era Troye, tan guapo con siempre, todo un Romeo.
Y yo Juliet... Olvídenlo, no quiero morir.
—¿Troye? ¿Que haces ahí? ¿Olvidaste que tengo puerta? — pregunto con una sonrisa burlona, aunque por dentro estoy suspirando.
Escucho su risa cantarina desde acá, tenía la barba de un día y lo repito, se veía tan sexy. Puesto tenía unos pantalones vaqueros con unos borcegos marrones, en la parte de arriba una remera blanca que desde aquí se notaba una tela tan fina que si me acerco podría ver sus pectorales.
— Lo hacía ver más romanti... — se corrige antes de terminar la palabra, apoyo mi mentón en mi puño. Cualquiera que me viera creería que soy la doncella triste viendo a su amado, un amor prohibido por sus padres del castillo.
Deja de soñar, Rachel, Troye se está muriendo de frío.
— Divertido, se ve más divertido.
Rasca su nura con nerviosismo, un gesto que viniendo de él me causa tanta ternura.
—¿Quieres pasar, Troye? — cuestiono con una pequeña sonrisa.
Asiente varias veces.
— Quería hablar contigo — menciona antes de entrar al edificio y dejarme con la duda.
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Un desastre con un bebé adentro.
ChickLitLa vida de una mujer embarazada no es nada fácil, ya que están los cambios de humor y del cuerpo, lo que incluye las alteraciones en las hormonas, apetitos raros y necesitados con urgencia, exagerados tipos de dolores que ni siquiera sabía que exist...