Troye.
Llegué al hospital en cuánto me avisaron.
La preocupación invadía por completo toda mí cabeza, y la expresión en mí cara cambió cuando vi a la familia de Rachel en la sala de espera.
Lindo momento para presentarte, Troye.
— Emm, hola, buenos días, soy Troye, un amigo de Rachel — saludo con nervios y tartamudeando, me acerco pero a una distancia prudente.
Un hombre mayor, alto y con notables arrugas en su rostro me mira de arriba abajo, levanta una ceja y me gruñe apartando la mirada. Trago saliva y retuerzo el borde de mí camisa entre mis manos.
La señora a su lado, de su misma estatura pero con un rostro totalmente agradable, me mira un poco menos gruñona y me da una media sonrisa siendo amable.
— Hola, soy Sol, la mamá de Rachel — se acerca a ofrecerme la mano, la estrecho con rapidez respondiéndole con una sonrisa.
—¿Ella cómo está? — pregunto aún con nerviosismo.
— Tuvo un accidente en las escaleras del Centro comercial, y se adelantó el parto — me informa con una mueca en la boca. Antes de responder ella sigue. — La doctora dijo que despertó bien, adolorida, pero bien.
— Me alivia saber eso, señora — le digo con sinceridad.
Me siento en las sillas que están en la sala de espera, a una silla de distancia del padre de Rachel. Paso mis manos por mí cabello, aunque sabía que ella está bien en la sala, mí corazón no se tranquilizaba, y hasta poder verla, no lo iba a hacer, necesitaba comprobarlo yo mismo. Miro a mí alrededor para observar quiénes estaban en la sala, y no me había dado cuenta que solo éramos los tres.
Cuando miro bien a la señora Culligs, puedo ver una notable barriga cargando. Debo de admitir que me sorprendió.
Un enfermero sale por la puerta de la sala de espera, tenía la ropa completamente llena de sangre, mí corazón se detiene y el sudor se va a mis manos.
Y caigo a la realidad cuando siento un peso duro caer al piso, cuando volteo, era el señor Culligs en el suelo. La señora, grita espantada gritando su nombre para atenderlo.
— Joven, ¿Que pasó? — pregunta la mamá de Rachel con preocupación en todo su rostro.
El enfermero, luego de llamar a sus compañeros para atender al hombre desmayado, nos sonríe para tranquilizarnos.
ESTÁS LEYENDO
Un desastre con un bebé adentro.
ChickLitLa vida de una mujer embarazada no es nada fácil, ya que están los cambios de humor y del cuerpo, lo que incluye las alteraciones en las hormonas, apetitos raros y necesitados con urgencia, exagerados tipos de dolores que ni siquiera sabía que exist...