CAPÍTULO 1.

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Julieta se toma muy a pecho cuando vomito su comida

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Julieta se toma muy a pecho cuando vomito su comida.

Por eso, ahora está lanzadome miradas mientras como un trozo de carne junto a unas verduras picadas, mi comida favorita.

—Más vale no vomitar esto — susurra amenazante.

Sonrío inocente mientras iba a llevar una cuchara a la boca, pero me detengo y lo dejo en el plato. Levanto la mirada mirando fijamente a Stephen como él lo hacia desde que empezó la cena.

—Sólo dime el nombre — ruega por décima vez y aprieto los labios.

—¿Y tú crees que yo no le di su merecido?
— pregunto y es una sorpresa para mamá ya que me mira con sus ojos abierto.

Luego sonríe orgullosa. —Esa es mi niña.

—Y eso no me es suficiente — protesta mi adorable mellizo.

—Por dos — habla papá con la boca llena.

Julieta ríe por nuestro padre actualizado.

—Cuando esté lista te lo daré — menciono tomando un poco de jugo de fresa, agarro una cucharada de la ensalada rusa que hizo Julieta, cuando pruebo un poco arrugo mi nariz y mejor la aparto. Mi hermana menor gruñe.

—¿Ese niño quiere comida de oro?—dice ofendida.

—Uh, me parece que alguien hirió su corazón cocinero— me burlo.

—No me importa, quiero su nombre, nadie rechaza ni por un lápiz de color a un Culligs— retoma la conversación Stephen.

—Y te dije, cuando esté con dolores insoportables te diré el nombre para que sienta lo mismo que yo con la golpisa que le darás.— le prometo con un guiño y él sonríe, es imposible no ver el parentesco que tenemos en todo.

Comemos en silencio por unos minutos hasta que papá aclara su garganta. Todos los miramos expectantes pero no se digna a hablar.

Mamá le pega un codazo y se queja.

—¿Por qué yo me llevo la peor parte?
— se queja mirando hacia el techo. Luego baja la mirada directo hacia la mía.

Oh-oh.

—Rachel, con tu madre creemos que eres bastante grande para convivir con nosotros estando embarazada…

—¿Que diablos quieres decir?— me apresuro a hablar.

—Rachel, las maldiciones.— gruñe mamá pero la ignoro.

—Mierda, esto es difícil… — susurra papá, y miro a mamá indignada —Con tu madre compramos un departamento para que vivas sola.

—¡¿Qué?!

—Pero papá, Rachel es estúpida. Es capaz de quedarse en la calle por olvidarse las llaves del departamento. — habla mi hermano y asiento sin haberle prestado atención a sus palabras.

—Si, espera…¿Qué? ¡Estúpido tú!— le lanzó un pedazo de pan.

—Stephen tiene razón, Rachel no es capaz de vivir sola sin nosotros — concuerda Julieta.

—Bueno, Eric me parece que tienen un poco de razón…— mamá parece pensárselo y no me puedo sentir más ofendida.

—Además…— estaba por hablar Stephen cuando me adelanto fulminado con la mirada a todos.

—Además mis cojones. ¿Dónde está ese departamento?— gruño.

—No, Rachel. Mejor no.

Y más orgullosa no podía ser.

Tengo 26 años y apenas dos semanas de embarazo, ¿Que podía salir mal?




🍃

¡Aquí es donde verdaderamente empieza el caos!

No olviden votar, por favor. Eso me alienta demasiado❤️

—Lalu❤️

Un desastre con un bebé adentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora