No me dejes

280 12 2
                                    

Me había peleado con Emma esa misma noche. la había encontrado amenazando a A para que se alejara de mi. a simple vista parecía ridículo, A es enorme y musculoso y Emma era como una pequeña adita.
Durante la semana me encontraba pensando constantemente en A. En cómo sus músculos se marcaban debajo de las camisetas, de su perfil de columpio o de esas pecas que adornaban su cara y que suavizaban sus rasgos. Como su voz me hacia vibrar por dentro o incluso su manera de fruncir el ceño cuando no entendía algo.
Pero algo había cambiado en el, ahora se le notaba irritado a simple vista incluso enojado. se comportaba grosero y descortés conmigo y cuando me acercaba a saludarlo el me ignoraba cínicamente y no pude evitar sentirme triste y desolada, y fue cuando me di cuenta de que A me gustaba.
Nuestros familiares se fueron marchando uno a uno. Mi abuela fue la última en marcharse y después de su ida el ambiente familiar empeoro. Casi nunca hablamos durante las cenas y mis padres discutían constantemente por cosas banales. Viola empeoraba muy rápido, llendo y viniendo del hospital. la sometían a tratamientos dolorosos y pronto su aspecto físico comenzó a empeorar también. Pronto un día ya no regreso a casa, y fue llevada a la UCI. mi madre pasaba ahí todo el tiempo y mi padre salía de viaje más de lo normal, ahora me encontraba sola todo el día, vulnerable ante cualquier detonador de tristeza, pronto lo único que quedaba de mi era un efímero recuerdo.
Comencé a faltar a clases, me encerraba en mi cuarto todo el día escuchando música deprimente con la vista perdida. Incluso había días en los que me saltaba las comidas.
Ahora me encontraba haciendo eso mismo. Después de bajar varios kilos durante esas dos tormentosas semanas me sentía cansada, débil y mareada. En realidad sentía un espantoso malestar general que no se curaba ni con un puñado de pastillas.
En mis audífonos sonaba las música de Red a todo volumen, apagando mis pensamientos. las cortinas estaban abiertas al igual que la ventana y el aire frío entraba a raudales.
Las sábanas de mi cama se encontraban enrolladas alrededor de mi cuerpo como los tentáculos de un pulpo. No escuche la puerta de entrada abrirse como tampoco escuche los fuertes pisotones de las escaleras. Me di cuanta de que alguien había entrado a casa hasta que una ronca y profunda voz me saco de mi ensimismamiento.
- creo que tenemos que hablar.
A estaba recargado en el marco de la puerta que daba a mi cuarto. Tenía unas profundas ojeras debajo de los ojos y se encontraba despeinado. No pude evitar recordar ese extraño sueño que se repetía todas las noches, sin falta. A pesas del frío que hacia afuera, se encontraba en camiseta y jeans. se me acelero el corazón al verlo tan guapo e irresistible. me enderece lentamente hasta que quede sentada en la cama, la cabeza me empezó a punzar y mi estómago rugió de hambre.
- okay ¿de qué quieres hablar?- las palabras rasgaron mi garganta, mi voz Brotó rápida e Impaciente por salir.
- vístete, te veo abajo en cinco minutos. Te llevare a comer.
Dicho eso salió de mi cuarto con los puchos apretados contra sus costados y la espalda recta. Esos últimos decías me había ignorado como si no existiera y ahora venía a mi propia casa a darme órdenes. Me sentí ofendida y enfadada pero tenía hambre y dudaba que hubiera algo comestible en casa. Me baje de la cama y me cambie rápidamente ignorando el mareo que amenazaba con tirarme. Me dirijo a la sala con paso decidido.
Verlo una vez completamente fuera de mi ensimismamiento me quito el aliento. Era tan bello que dolía, y nunca podría llamarlo mío...

Good DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora