El primer beso

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Un segundo.
Esa cantidad de tiempo puede hacer que tu vida cambie completamente.
Un segundo.
Un segundo basta para que una vida se extinga.
Un segundo.
Eso basto para que mi alma dejara de sentir. Eso basto para que el vacío invadiera mi cuerpo.
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Me encontraba sentado en una silla blanca de plástico demasiado pequeña para mi cuerpo. Sue se encontraba sentada en un animal de media tonelada demasiado grande para su pequeño cuerpo. Los gritos de su entrenador me ponían los nervios de punta y varias veces me dieron ganas de gritarle yo mismo. Pero Sue no se inmutaba ni tantito, ella sólo seguía instrucciones.
Ahora acababa de terminar una pista de cinco obstáculos de altura considerable y le estaba dando cariños. El caballo feliz movía su cola como un rehilete y Sue reía alegremente.
- todo por hoy, súbelo.- mientras subía las escaleras que daban a donde yo estaba este pregunto:- ¿qué te parece? Tu novia tiene agallas.
La palabra "novia" tensó todos mis músculos y a mi cabeza vino la imagen de Sue, delicada a la vista pero fuerte por dentro siendo mi novia. de un demonio que inicialmente debía matarla pero que había traicionado su raza y que ahora también era buscado para matar.
- un deporte un tanto arriesgado.
Me levanté de la silla de plástico, la cual tuve que jalar para poder liberar mi trasero y seguí el recorrido de Sue.
----------------------Sue--------------------
Alex recibió a mi caballo y me ayudo a bajar. Me quite el casco y los guantes, tome unos premios y me acerque a nimbus mi viejo caballo. Hace poco mis padres me habían comprado un nuevo caballo que era todo lo contrario a nimbus. Era negro y era apenas un potrillo brioso que no le gustaba que lo controlasen.
En cambio nimbus era una yegua de unos 15 años, sumisa y experimentada. Su pelaje blanco brillaba en el sol y sus ojos azules curiosos y suspicaces observaban a su alrededor.
- lo hiciste muy bien.
Recibió las galletas con ansia y me acerque a dale un beso en la frente, estornudo y me reí. Levanto sus orejas curiosas y se acercó más a mi, volví a reír y empujé su cabeza.
- bonita bestia.
Puse los ojos en blanco.
- mira quien lo dice, el que le dice hogar dulce hogar al infierno.- lo voltee a ver molesta.
Me acerco el cepillo que estaba buscando y lo recibí de mala gana.
- no deberías decir ese tipo de cosas en lugares públicos y menos en voz alta.
- no deberías decirle bestia a mi caballo.
Levanto la ceja. Okay, si. me escuchaba como una niña pequeña enojada.
- se útil para algo y ayúdame a quitar la silla.
-si señora.- respondió en tono burlón.
Le di un pequeño empujón el el hombro y el río.
Nuestra relación había mejorado bastante desde la muerte de viola. Siempre estaba conmigo y cuando percibía que mi humor se volvía triste siempre tenía buenas cosas que decir.
Me sacaba a comer, me llevaba de compras para mis caballos y me traía a las prácticas.
Todo esto había ayudado bastante para que mi enamoramiento creciera considerablemente y últimamente me encontraba tratando de verme guapa y pensando en el.
Una ves libre de la silla Nimbus comenzó a jugar conmigo.
- ten cuidado de que te de una patada, no se ve agradable.
- ella no me lastimaría- dije ocupada.
- yo creo que si te lastimaría.
De un momento a otro sentí como cambiaba mi humor. Viola fue la primera dueña de la yegua, recuerdo que eso solo duro unos cuantos meses hasta que pronto el cáncer de había adueñado de ella. Un vacío se ha río paso en mi corazón y pronto lo único que quería era dejar de existir.
- hoy te ves muy bien ¿ya te lo había dicho?
Baje la cabeza y apreté los puños.
Comencé a caminar hacia el coche con la cabeza gacha y A por detrás, siguiéndome.
- que pasa? no te gusta que te digan que te vez guapa?
- para. sólo para.
Cerré los ojos conteniendo las lágrimas.
Sentí sus manos en mis hombros mientras me daba la vuelta para verlo de frente.
- no necesito que me digas esas cosas por lástima, estoy harta de eso.- abrí los ojos y me encontré con los suyos.
Quedamos atrapados en una especie de trance. Nos fuimos acercando lentamente hasta que nuestras narices se tocaron. Todo fue rápido, más rápido que un parpadeo. Sus labios hicieron contacto con los míos. Al principio el beso fue tierno pero se convirtió en una especie de competencia para ver quien era el más fuerte.
Me di cuenta de que podría vivir eternamente entre sus brazos y el roze de sus labios.
- fue mucho mejor que lo que imaginaba.- yo reí y el sonrió. Seguimos así hasta que comenzó a llover.
Mi primer beso con el chico más guapo de todo el mundo, el cielo y el inframundo.
Creo que me desmayare.

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