A me observaba con ojos fríos mientras yo atacaba una hamburguesa de carne con tocino y queso extra. Hoy sus ojos lucían un azul gélido y las motiva naranjas de sus ojos resaltaban como fuego. Sus cejas se encontraban fruncidas y su cabello resaltaba contra su pálida piel.
- ¿de qué quieres hablar?
Pude notar un atisbo de duda en sus ojos, después prosiguió su voz más segura que nunca.
- voy a ir al grano y espero que no me interrumpas. No puedes seguir aquí, tienes que irte lejos y no regresar. Tu vida corre peligro.
Las frases que había pronunciado me habían dejado atónita. Era la cosa más descabellada que había oído desde que había llegado a la isla.
- no se quien te crees para decirme que hacer o que no hace y mucho menos que me valla del lugar donde están todas las personas que amo. Se que no te caigo bien pero no sólo gracias a eso me iré. Eso en impensable ¿estas loco? Deberías pensar en lo que dices más seguido.
Segui parloteando, lanzándole miradas llenas de ira. Coloque la hamburguesa en el plato y me levanté. No pude avanzar más de un paso por que la mano de A se aferró a mi como sí de pronto me fuera a evaporar en el aire. Ese no hubiera sido un mal truco.
- sólo déjame terminar, por favor.- sus ojos me suplicaban que lo entendiera y que tan pronto como llegará a casa hiciera mis maletas y me marchara. Pero ¿a dónde? ¿Por que marcharme de un lugar en el que tengo una familia a la que amo?
- tus sueños, todo lo que has estado soñando últimamente es verdad. Yo no soy el único, vienen más, legiones y legiones de demonios y todos vienen a llevarte con ellos y darte una muerte lenta y dolorosa. Fui bueno contigo, pero dudo que los demás lo sean...
Me solté bruscamente de su agarre y tire un vaso de agua del trancazo. Variáis cabezas se volvieron con ojos curiosos para examinar la escena.
Demonios. Agujas. Dolor. Demonios ascendidos. Ángeles y demonios...
Todas esas palabras comenzaron a dar vueltas por mi cabeza y las escenas de mi constante y vivido sueño las siguieron en una danza lenta y rítmica. Una idea vino a mi mente y comenzar a caminar hacia la puerta ignorando la voz de A. No podía marcharse sin pagar, eso me daba unos minutos de ventaja. Comenzó a correr apenas atravesé el portal de la puerta. Mi respiración se aceleró rápidamente y mis pulmones comenzaban a arder pidiéndome a gritos oxígeno.
No podía parar.
Corre, corre, corre...
Unas manchas negras invadieron mi visión y sentía como mis piernas comenzaban a flanquear. El piso se sentía inestable a mis pies y mi garganta me torturaba con un dolor punzante. Di la vuelta cerca de una tiene irá de abarrotes y supe que sólo tenía que aguantar un poco más, un poco más...
Comencé a correr a ciegas dejándome llevar por mi sentido de la ubicación. En el sueño sentía un pinchazo fuerte en la espalda. Si lo que A decía era verdad tenía que estar la marca, que probaría que todo verdad.
Comencé a bajar la velocidad y a orientarme con las manos. Mis piernas débiles como gelatina se doblaron y yo me desplomé pesadamente, cayendo de rodillas. El dolor recorrió mis piernas rápidamente pero en lo único que podía concentrarme era en respirar, en llevar oxígeno a mi cuerpo. Poco a poco la visión regreso y también fui más consciente del dolor de mis rodillas. Había roto mis pantalones y estaban salpicados de sangre. Hice un mueca de dolor al levantarme lentamente y con paso pesado me dirigí a casa, comencé a apresurar el paso y una vez en el portal comencé a correr nuevamente escaleras arriba. Me quite la camiseta color mamey, me recogí el cabello con una liga y me coloque de espaldas frente al espejo.
Ahí justo sobre la columna había un punto rojo rodeado de un moretón azul y verde. Todo dio vueltas y esta vez me deje caer yo misma aterrizando sobre mis rodillas adoloridas. Un sollozo subió por mi garganta y antes de soltarlo me cubrí a boca con las manos.
No. No podía ser verdad.
Las lágrimas surcaron mis mejillas humedeciendolas, llenándolas de tristeza.
- ¡no!
Mi vida era una mentira, estaba perdida. Pronto me tendrían y me matarían, dejaría a mis padres y a mi hermana y no volverían a saber de mi. Mis padres se culparían por no haberme dicho antes, por no haberme prevenido. Pero... Pero sí moría antes todo terminaría y no se podrían culpar. Ahora entendía a Karla, ella había terminado con su vida para resguardarnos del dolor. Par protegernos. Cerré la puerta del baño con seguro y abrí la gambeta del baño buscando algo que fuera útil. Asta el fondo encontré una caja de navajas para rastrillo. Saqué una y la aventé con todas mis fuerzas contra la pared, las pequeñas navajas que la conformaban salieron volando por todas partes. Cogí la más cercana a mi. Me di unos momentos para tranquilizarme y pensar. Este era el único recurso que tenía, no quería formar parte de ese mundo. Fue rápido, muy rápido. So sentí el dolor, no sentí nada. Fue como sí me hubiera desconectado completamente, undi la navaja varias veces con toda mi fuerza, la sangre manaba como una melodía mortal. No hice caso a la voz de A que me gritaba que lo dejara entrar. Me deje caer y mi mirada perdida término en la lámpara de techo del baño.
Sueño, tenía mucho sueño. Si tan sólo pudiera cerrar los ojos y dejarme ir... Y así lo hice. Cerré mis ojos y sonreí, no entendía por que no había tomado este camino hace mucho tiempo.
La muerte me susurraba canciones hermosas mientras me iba arrastrando hacia su reino. Lo último que sentí fueron los brazos de alguien que me mecían tranquilamente. Trate de aferra e a la vida todo lo que pude, después me deje llevar lentamente como arrastrada por las tranquilas aguas de un río.
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Good Demons
Teen FictionSue es una chica normal con una familia no tan normal. Ella espera que todo cambie para bien y su vida sea fantástica. Hasta qué él llega, y lo cambia todo. Su mundo se voltea patas arriba y se ve involucrada en una lucha contra el bien y el mal. ¿Q...