Lo prometo.

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Era de madrugada cuando recibí la llamada. Mi madre lloraba a cántaros y casi no se entendía lo que decía. Un segundo después de terminar la llamada corrí por un abrigo y salí a la oscura y fría calle.
Era Viola, los doctores decían que era hora de despedirse. Corrí lo más apodo posible y esta vez no me importo la oscuridad y los secretos que esta guardaba.
Estaba en estado de shock y lo único que pensaba era que se habían equivocado. Ta vez era un mal sueño, tal vez despertaría en cualquier momento.
Más eso no paso, llegue a la recepción del hospital y corrí a la habitación de Viola.
Mi madre salió de la nada, bañada en lágrimas. Me abrazo y la abrace y en este momento, cuando la adrenalina se había acabado y el sueño se había esfumado, rompí a llorar. Era un llanto tan intenso que dudaba poder sobrevivir a el, dudaba poder despertar el día siguiente. el dolor era desgarrador.
-¿dónde esta?- dije sorbiendo.- quiero verla.
- sólo quiero advertirte que ella ya no va a despertar ¿entiendes? Los doctores dicen que nos puede escuchar y que puede senté nuestra presciencia. Aún no se a ido.
Una enfermera nos acompaño y se quedo en la puerta junto con mi madre. Estaré sola al cuarto.
Corrí a su lado era tan frágil tan delgada que parecía que el roce de las mantas que la cubrían la podrían romper. aún así agarre su mano con fuerza y llore más y más fuerte. Las lágrimas no cesaban.
Nunca volvería a escuchar su risa y nunca volvería a sentir sus abrazos de oso que usualmente daba, nunca iba a volver a sentir su presciencia fuerte y conciliadora. Me hacer que a su oído y susurre.
- mamá... papá ellos sabían que pasaría esto- respire- tu sabías también. Y nunca me dijiste. Eres un demonio ascendido fallido igual que Karla, y ahora sólo quedo yo. Te prometo que haré lo necesario- lágrimas comenzaron a manar más fuerte- haré lo que se necesite, te lo prometo.
Y en ese momento sentí su mano que apretó la mía, sentí su fuerza y su amor todo en ese gesto y súper que me podía escuchar y que me entendía. Ya no podía negar lo que era por más tiempo.
Su mano se aflojo y su respiración falló. Y una de las tantas máquinas comenzó a pitar. Los doctores y las enfermeras entraron corriendo y me apartaron de ella.
- ¡NO! ¡DÉJENME ESTAR CON ELLA!- grite sollozando más fuerte.- le prometí que nunca la dejaría sola.- murmure.
Me deje caer en el suelo y alguna persona, probablemente un doctor, me decía cosas que sonaban a órdenes, también recibí una bofetada que no funciono. No fue hasta que unos brazos grandes y musculosos me levantaron del suelo.
A
- escúchame todo esta bien. Tenemos que ir a mi casa tu hermana a muerto y ahora vienen por ti. No puedes seguir huyendo.- solloce más fuerte.- todo va a estar bien, te lo prometo.
Lo abrace con tanta fuerza que pude haberle sacado el aire lo único que el hizo fue abrazarme de vuelta. Sentí sus manos acariciando mi cabello y me sentí más segura que nunca. sentí que estaba en el lugar que pertenecía, en sus brazos.
Ese pensamiento me hizo darme cuenta de algo muy importante.
Estaba loca y perdidamente enamorada de A.
Mierda.

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