Chico de las sombras

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- no puedes decirme que puedo y que no puedo hacer.- Emma se cruzó de brazos y me lanzo una mirada desesperada.
- el es un demonio...
- parte de mi lo es también.- la corte.
Eso era verdad. Yo era mitad ángel mitad demonio, una criatura que no debería de existir. No humana, no ángel y no demonio. Simplemente era una criatura mal echa. Así me sentía últimamente.
- no ahí que hablar de eso hoy. Se supone que iba a ser una salida de chicas en la que te ayudo a elegir ropa antes de salir con el chico insoportable.
Puse los ojos en blanco.
- no entiendo por que lo odias.
- no lo odio, simplemente me desagrada.
Nunca había entendido que odio entre ellos dos, nunca lo entendería. A era una persona encantadora, no puedo decir que era todo un caballero y tampoco puedo negar su apego por el ligue. Pero desde que comenzamos a salir se había comportado bastante aceptable conmigo.
Me acompañaba a todas mis prácticas e incluso se había quedado conmigo cuando decidí no ir al funeral de Viola. Estaba ahí cada vez que lo necesitaba.
Emma hurgaba en mi closet y cada vez que veía algo que le desagradará hacia ruidos des aprobatorios. Ósea casi todo el tiempo.
-¡al fin!- grito.
Me pare interesada, me coloque detrás de ella y observe. Era un vestido violeta, no tan largo no tan corto. Holgado para mi cuerpo. Estaba adornado por unas pequeñas y delicadas flores rosas y azules en los bordes. No era provocador, no era la moda pero, era perfecto.
El vestido favorito de viola.
- no puedo, aún huele a ella.- di un paso atrás.
Lo usaba todo el tiempo, aún puedo recordarla a la perfección. Con su larga y brillante trenza, su delgado y delicado cuerpo adornado por ese hermoso vestido. Siempre me había fascinado lo bien que siempre se veía. Era hermosa, el sueño de cualquier chico.
- está bien, puedes usar algo más- Emma se había acercado y ahora me tomaba de los hombros.- podemos buscar algo más.
Lo pensé una y otra vez más. Si lo usaba de nuevo, su olor podría quedar escondido bajo el mío pero aún así me sentiría acompañada por ella.
- no, esta bien. Es perfecto.
- okay, pero si quieres gustarle debes quitarte ese lente.
- no me lo voy a quitar, la gente me va a ver raro.- cubrí mi ojo con mi mano y gesto protector, como si alguien fuera a saltar y tratar de arrebatarme mi lente de color.

Al final le hice caso a Emma. se que a A le gusta que me vista natural, no le gusta el maquillaje encima de mi.
Me estaba observando en el espejo. Mi delgada figura cubierta por el delicado y hermoso vestido. Mis piernas, blancas como toda yo, eran tan delgadas que parecían 2 hilos colgando de la falda del vestido. Mi cara desentonaba con un ojo de un color y el otro de otro.
- creo que te ves muy bien. Le vas a gustar.- dijo Emma mientras comía un pesado de pan con mantequilla.
El timbre sonó y me sonroje sin siquiera haberme movido.
- ¿qué esperas? yo no le voy a abrir a ese guarro. Te veo luego, estaré por aquí.
Tome mi suéter y baje los escalones corriendo y casi salgo disparada pero gracias a dios existe el barandal.
Abrí la puerta y ahí estaba el. Alto, guapo, impotente. Simplemente perfecto.
Llevaba puesta una camisa negra, jeans negros y zapatos negros. Se camuflajeaba en la oscuridad, parecía parte de ella. Me arregle mi pelo, que resaltaba como fuego contra mi vestido violeta.
- hola.- su voz sonaba ronca mientras me analizaba con la vista.
- ¿qué te parece?- di una vuelta y reí.
Me atrajo hacia el me plantó un beso.
- perfecta.

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