4: ¿Qué me sucede?

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Luego de aquel día en el que tuve la charla con Bill fue el momento en el que me sentí preocupado por mi familia

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Luego de aquel día en el que tuve la charla con Bill fue el momento en el que me sentí preocupado por mi familia. Me encontraba en la habitación del Rubio acostado intentando relajarme aunque me era difícil.

Decidí tomarme un baño para relajarme, sin mencionar que me era necesaria una ducha. Fui hacia el baño de esa habitación y tomé una toalla con las iniciales de Bill, abrí la canilla del agua y fue bastante sorprendente que en un lugar alto y en un universo sin nada hubiera agua.

Me desvestí para meterme a la bañera y enjuagar mi cuerpo con jabón, agua y shampoo.

Me había relajado bastante hundiendo mi rostro entre el agua, pero cuando menos me lo espere, escuche un ruido en la puerta de baño y seguido ver entrar al demonio de los sueños con rapidez para cerrar la puerta detrás de mí.

— Gracias por tocar la puerta. - Dije mirando la alteración y energía que tenía el demonio.

— ¿Qué? Disculpa eso, solo quiera volver a preguntar el cómo llegaste. — Suspiré frustrado para lavar mi cabeza con el Shampoo y el Acondicionador.

— Pero si ya te lo conté. ¿No podemos tener está charla después? — Bill no dio respuesta alguna mirándome con súplica. — Bien, pásame la toalla. ¿Seguro que no viniste exclusivamente a molestarme?

— Mi toalla favorita. — Dijo infantilmente, trazando sus dedos por las iniciales doradas de esa toalla blanca para luego pasármela.— Eso puedo hacerlo siempre que quiera, es muy gracioso verte enojado.

— No me veas. — Al notar como el demonio me daba la espalda aproveché y me levanté, seque un poco mi cuerpo y luego me cubrí completamente, un sorprendente grito agudo salió de la boca del demonio para asustarme y casi resbalar.

— ¿Acaso te hiciste algo en la espalda? — Sin entender nada este me saco de la bañera lo más apresurado que pudo y me empujó hacia el espejo y destapó un poco mi espalda, mire como pude hacia atrás y quede atónito.

—¡¿Qué es eso?! — Estaba algo asustado, ya que mi completa espalda estaba llena de constelaciones, las ilustraciones que eran de un color dorado habían pasado a ser oscuras para terminar completamente negras. Era como si me hubieran tatuado la espalda aunque claramente no lo hice al no tener la edad correspondiente.

— No tengo idea, en mi vida vi a un humano tener eso. Parecen tatuajes. - Con la yema de sus dedos remarcó algunas de las constelaciones. Parecía bastante asombrado, pero terminé alejándome al sentir un escalofrío.

— Tienes las manos heladas, además deja de mirar, es incómodo además de estar ambos en el baño juntos. — Camine con la toalla al rededor de mi cintura hacia la habitación. Sentía mis mejillas arder, pero no le di tanta atención a ese detalle.

— Tendré que investigar más a fondo en la biblioteca. — Musitó en voz baja dando vueltas en círculo.

— ¿Hay una biblioteca? — Bill me ignoro completamente para salir corriendo de la habitación. Rodé los ojos para buscar alguna prenda que me quedará, al estar en la habitación de Bill tenía que apurarme por si a alguien se le ocurría subir el ascensor.

La poca ropa que encontré era de color amarillo o blanco, me puse el blanco obviamente, ya que las otras eran bastante más grandes. Me senté en la cama pensando en lo que le sucedía a mi cuerpo. Para nada era la pubertad, tenía la sensación de que algo místico y único era parte de este misterio. Termine tirándome hacia atrás para cerrar mis ojos y reflexionar.

No parecía ninguna maldición, no había tenido ninguna mutación y no me sentía diferente, el único pensamiento que había pasado por mi mente fue que era una protección.

¿Pero de qué?

Sin tener una solución alguna había terminado abriendo mis ojos, pero lo que veía era tan irreal y agorafóbico. Mi vista presenciaba la tierra misma desde su órbita, con curiosidad me había dirigido hacia Oregón para estar frente a la cabaña del misterio. Todo estaba callado y oscuro, aunque lo que llamó mi atención fue la poca luz que salía desde la habitación que compartía con mi gemela.

Volando me acerqué a la ventana en forma triangular para atravesarla, observé del otro lado del vidrio a Mabel quien lloraba abrazando a una almohada.

Entendía su sufrimiento de no saber dónde estaba. Siempre estuvimos juntos y nunca nos separamos sin avisarnos. Estaría de la misma manera. Suspiré con tristeza y me senté en el borde de la cama, pose mi mano encima de la suya y le transmití unas palabras.

— Mabel, no llores. Estoy aquí — Al terminar de hablar vi como Mabel se movió sorprendida. Miro a todos lados y cerró su mano.

— Dipper. ¿Dónde estás? — Ella no podía verme, la volví a tocar y ella miró hacia todos lados intentando buscar alguna presencia.

— No tengo idea dónde estoy, pero no llores. ¡Estoy bien! — Mi vista se volvió nublada hasta volver a ver todo negro.

Abrí mis ojos para encontrarme nuevamente en la habitación de Bill, suspiré algo confundido por no saber que era real y que no.

¿Era posible qué todo fuera un sueño?


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Editado (✓)

25-01-21

¿Quién Eres? | 𝙱𝚒𝚕𝚕𝚍𝚒𝚙 - (𝚃.𝟷)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora