INTRO: parte uno

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Park se encontraba sentado en su oficina, terminando de completar papeles e intentando sacar conclusiones de un caso, de esos que te dejan perplejo y tienes que mirar todo con ojo de águila para que no se te escape nada.

— Maldición —exclamó al ver que había volcado el contenido del recipiente que le había dejado su asistente hacía más de media hora—, ¡Kunpimook! trae algo para limpiar esto —ordenó molesto.

Si, su temperamento no era el mejor y últimamente se alteraba por la mínima cosa, el no poder resolver un caso le ponía los pelos de punta y no lo dejaba tranquilo.

Kunpimook limpió toda la mesa e incluso le dijo que buscaría la manera de acomodar un par de papeles que se habían mojado también. Antes de salir le preguntó algo a su jefe pero fue completamente ignorado, hubiese repetido su pregunta si no hubiese notado el terrible mal humor que tenía Park en ese momento.

Era el fiscal más novato de la zona y quería hacer todo perfectamente, llevaba menos de un año ejerciendo su trabajo, había tenido realmente mucha suerte al conseguir tan rápido su trabajo apenas completó sus estudios de formación.

Pero ese maldito caso le daba vueltas en la cabeza, no tenía casi pruebas y el juicio sería en dos semanas, estaba realmente enojado y decepcionado de si mismo.

Debía encontrar un culpable, quién fue el actor de tal crimen y poder dejar a esa persona en manos de la justicia, pero todo estaba siento demasiado complicado.

Se había quedado un par de horas de más en su oficina, pensando y analizando los documentos y fotos que tenía sobre la escena del crimen y la pequeña victima, una niña de tan solo diez años.

Hacía unas semanas habían recibido un llamado aterrador de una madre pidiendo ayuda y gritando desesperada, al llegar al lugar los policías y paramédicos declararon a la pequeña niña como fallecida y su madre permaneció al lado de su cuerpo hasta que la alejaron.

La mujer declaró que ella cuando llegó a casa encontró a la niña en el suelo y a su padre huyendo del lugar, con ese testimonio cualquiera puede darse cuenta de quién es el culpable, pero Park dudó al cien por ciento de las palabras de la mujer y pidió realizar una autopsia de la menor y una investigación de la madre, también pidió una orden para inspeccionar la casa y allí encontraron pocas pruebas pero eran las suficientes para poder realizar una investigación más a fondo del caso.

— ¿Recuerdas que tipo de sustancia o droga encontraron en el cuerpo de la pequeña? —preguntó al teléfono.

No lo sé Park ¿es necesario que molestes a esta hora? —bufó Jaebeom al otro lado de la línea—. Si mal no recuerdo los resultados dieron que no había nada en el cuerpo de la pequeña, ¿qué sucede? ¿tienes alguna conclusión?

— Esa mujer me da muy mala espina.

Lo sé, a mi también, pero si el hombre no quiere dar su declaración significa que ella está en lo correcto, y él está tras las rejas en este momento así que no le veo mucho sentido a tu llamada.

— ¿Y si él no quiere hablar por que está amenazado o algo?, ¿no hay manera de que puedas hablar con él? —cuestionó luego de un par de segundos pensando.

Park son las doce de la noche ¿y te atreves a llamarme para trabajo? yo ya hice mi parte, ahora te toca a ti y a la justicia, no puedo hacer más.

— Voy a pedir una orden para hablar con él entonces, y pediré que seas tú quien vaya a verlo, sé que tampoco le crees ni una sola palabra a ella, no importa si no quieres.

Cortó el llamado y suspiró pesadamente, mordió su labio inferior y se quedó observando por un momento todo el papelerio que había en su escritorio.


the truth; jingyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora