the truth; jingyeom

parte veinte

Jinyoung no había podido dormir aquella noche, pensaba en Kim y en cómo estaría en esos momentos, sentía la necesidad de protegerlo en todo momento. Suspiró dando otra vuelta en su cama, deseando que fuese la última y ya pudiera dormir.

Lo había notado, a aquellas dos facetas de Yugyeom, esa que le mostraba a todo el mundo, aquel chico frío e indiferente con lo que suceda a su alrededor, y la segunda, aquella que intentaba mantener oculta pero que se escapaba con recibir un cálido abrazo de los brazos correctos.

Le había dolido ver el cuerpo del menor tan lastimado, y verlo querer parecer fuerte. Aunque aquello le daba ganas de querer continuar por él, de querer ayudarlo realmente y trabajar mucho más para sacarlo de ahí.

Ahora más que nunca necesitaban sacarlo de esa prisión, era algo urgente.

— Voy a denunciar a los guardias —dijo al teléfono Jinyoung, soltando un suspiro pero sonando decidido.

— ¿No sería mejor a la prisión? —cuestionó Tuan manejando hacia aquel lugar.

— No, porque eso involucraría a todos y no es así—hizo una mueca—, por ejemplo aquel tipo... ¿Youngjae? Noté lo preocupado que estaba por Yugyeom.

— Cierto... cuando lo busqué y le dije que necesitábamos ayuda con Kim enseguida fue conmigo —respondió, sorprendiéndose incluso él mismo de darse cuenta de aquello. Youngjae había ido sin rechistar cuando le pidió ayuda para Yugyeom.

— Por eso, mejor es denunciar a los guardias —afirmó.

— Bueno, llámame si necesitas ayuda o testigos, yo acabo de llegar a ver a Kim, ¿quieres que le diga algo? —Habló mientras cerraba su auto con llave.

— Ah sí, una cosa.

— ¿Qué?

— Sé que me sacaste las pastillas ayer —dijo en un tono regañador —, así que dáselas de mi parte ¿si? —sonó serio pero Mark sabía que en ese momento su menor tenía una sonrisa en sus labios.

— Está bien —aceptó sonriendo, "me cree un tonto" pensó. Quizás Jinyoung aún no era consciente de aquello, pero su trato y humor era algo especial cuando se trataba de algo relacionado con Yugyeom. Y al igual que muchas otras cosas, eso no pasaría desapercibido de Mark.

Cortó el llamado y se alejó de su auto entrando al lugar.

— Jinyoung te envió esto —dijo acercándose el paquete de dulces, Yugyeom lo tomó y las observó calmado. Como si saber que se las enviaba Park le brindara un pequeño toque de seguridad y quisiera sonreír por el resto del día.

— ¿Los cortes te los habían hecho ellos? —cuestionó Tuan, hablaba calmado y suave, sabía que aquello tranquilizaría y le daría una buena atmósfera a sus sesiones con Yugyeom.

El menor levantó su vista y solo lo miró, no dijo nada.

— Jinyoung me sugirió que si no querías hablar, que me lo escribas ¿quieres? —extendió una hoja de su libreta y un lápiz, pero Kim no los agarró.

— Sí, fu-fueron ellos... —afirmó, sonando más suave de lo normal.

— ¿Por qué lo hacen?

— Porque no obedezco. —dijo eso en un tono frío, como si estuviese convencido de que no obedecía a nadie en aquel lugar.

— ¿Te comportas mal aquí?

— Me comporto bien, pero no es suficiente para ellos —musitó y tragó saliva, junto a ella, un nudo en su garganta.