parte treinta y dos

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Solo faltaba un día y sería el juicio. ¿Nervios? Obviamente. Todos estaban preocupados, tenían miedo pero querían que ya sea el momento del juicio y ver qué sucedía. Querían acabar con eso de una vez por todas.

Aunque, no dudaban del potencial de Jinyoung para persuadir al Juez, ni tampoco dudaban de las pruebas en exceso que tenían sobre Yugyeom y el verdadero culpable de aquellos crímenes. Pero los nervios estaban allí presentes en ellos.

— No hyung, t-tú no los conoces —hablaba Yugyeom nervioso—, ellos... ellos harán lo que sea, lo que sea para g-ganar y —se detuvo y pasó sus manos por su rostro.

— No te preocupes por eso. Jaebeom y Jinyoung tienen pruebas de más y las van a utilizar en caso de que ellos quieran salirse con las suyas, quédate tranquilo Gyeom —le respondió Bambam. Que fingía estar calmado para no alterar más al menor.

Eran casi la una de la madrugada y Bambam no había logrado que Yugyeom se fuese a dormir, mañana era el juicio y obviamente necesitaban estar todos descansados, pero, al parecer, el menor estaba más que nervioso ¿por qué? Esa pregunta le llamaba la atención a Kunpimook.

— Vayamos a dormir Yugyeom —dijo un poco firme suspirando.

— No voy a dormir —respondió el menor igual de firme. Bambam lo miraba desde el sofá, arrugando apenas su frente, le llamaba la atención que Yugyeom esté actuando de esa forma.

— Mañana tenemos que estar varias horas en el juicio, todos tenemos que descansar —habló el mayor sonando un poco más firme que antes—. Especialmente tú, ¿cómo crees que pensarán si te ven llegar lleno de ojeras y cansado? —cuestionó.

— Me vieron con ojeras desde el primer juicio, no les va a importar —escupió el menor como si no le importara nada.

— Esta vez sí importa, se supone que te sacaron de la prisión para que estés mejor y ¿volverás a aparecer cansado y con manchas negras debajo de tus ojos? —Suspiró pesadamente.

— Déjame en paz —pidió harto saliendo de la sala.

Kunpimook de paró del sofá y salió caminando detrás de él.

— Yugyeom, piensa en todas las personas que te acompañarán mañana, esperando el mejor resultado. Si no descansas por tí, hazlo por ellos, trabajaron duro por ti, no lo arruines —pidió refiriéndose a Jinyoung, Mark y Jaebeom, quería sonar comprensivo pero su enojo le ganaba.

Yugyeom se detuvo de pronto y el mayor casi chocó contra su espalda.

Volteó mirándolo a los ojos, el Tailandés se sintió encogerse bajo la fría mirada de su menor— Yo nunca les pedí ayuda, ni siquiera a ti, Bambam —dijo desinteresado y siendo lo más desagradecido con el trabajo de sus hyungs.

— Bien —murmuró Kunpimook y se dirigió a su habitación. No quería continuar hablando con Yugyeom porque terminarían gritándose entre ellos, pero eso no quitaba el descontento que tenía con las palabras y el accionar de Kim.

Solo esperaba que en el juicio hablara de una vez por todas. Sabía que aquel cambio de humor se debía a los nervios y miedo que Kim sentía por los resultados que se podrían obtener, pero no le agradaba para nada que hable de tan mala manera sobre las personas que lo habían ayudado.

Kunpimook logró dormirse luego de un rato, estaba enojado por lo que en ningún momento salió de su habitación para ver qué hacía Yugyeom. Él se había quedado en la sala, llorando y maldiciendo a todo lo que podía, incluso a sí mismo. Había golpeado un par de cosas y tirado otras, se enojaba más y más consigo mismo al pensar que había hecho molestarse a la persona que lo acompañó siempre, Bambam.

the truth; jingyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora