the truth; jingyeom

parte dieciocho

Hacía cinco minutos Mark y Jinyoung se encontraban en el parque acordado para encontrarse con aquella mujer. Pero no había rastros de ella en ningún lado y, Mark era bastante impaciente.

— ¿Y? ¿A qué hora te dijo que vendría? —Cuestionó soltando el aire de sus pulmones, dando a entender que no tenía muchas ganas de esperar.

— Más o menos a esta hora —Park miró el horario en su reloj pulsera—. No quiero pensar que no vendrá porque vine contigo —suspiró apenas.

En verdad le interesaba hablar con ella y si fuese posible saber todo sobre Yugyeom para poder ayudarlo. Pero primero tenía que asegurarse que ella sea de confianza y en estos tiempos es muy difícil creer en la palabra de alguien sin pensar en que tal vez mienta o te traicione en un futuro.

Solo esperaba que ella pueda decirles cosas sobre Yugyeom.

— Que estúpida —Tuan rodó sus ojos molesto.

— Lo siento que vine un poco más tarde —una voz femenina se hizo presente y ambos voltearon a ver quién era su dueña.

— Hola a ambos —sonrió levemente, el menor pensó en que le recordaba a alguien.

— Hola, soy el fiscal Park. Y él es mi amigo, Tuan —habló Jinyoung serio saludándola con una pequeña reverencia.

— ¿Cómo pretendes ayudarme? —cuestionó Jinyoung directamente luego de un pequeño intercambio de palabras insignificantes.

— Son... cosas que sé sobre Yugyeom. De antes de que se fueran de aquella casa —habló la señora dejando en evidencia que se sentía un poco incómoda.

— Te escucho —dijo tranquilo. Mark solo lo miraba y no podía comprender cómo había podido cambiar tanto, ¿acaso había comprado paciencia en alguna tienda? Porque Tuan no recordaba que el contrario haya sido así de paciente alguna vez.

Se habían sentado en uno de los bancos que habían allí pero Tuan se mantuvo de pié cerca de ellos.

— Yo era vecina de ellos, prácticamente lo vi crecer —suspiró—, quiero hablarte sobre su padre y su madre, ellos no han dicho nada en todo el juicio ¿no?

Jinyoung negó.

— Lo imaginé —suspiró desganada.

— ¿Qué sabes de ellos?

—- El tipo... bueno, era un alcohólico. Sé que vendía drogas, en las noches esa casa estaba llena de gente y música a todo volúmen, no sé que hacía la mujer y el niño en esos momentos pero... —pausó, como si estuviese buscando palabras correctas para contar aquello—, después de que comenzaron esas fiestas noté que el pequeño salía menos de su casa, a la mujer la veía siempre pero nunca con el niño, las pocas veces que lo veía yo le llevaba golosinas —sonrió apenas—, le daba unas pastillas de menta que yo siempre llevaba conmigo, al principio no le gustaron pero luego me pedía de esas cada vez que me veía —rió suave, contagiando a Park que solo hizo una leve mueca.

»De ahí le gustan tanto« Pensó.

— ¿Cómo lo veías? ¿Bien? Digo... de ánimos, de salud...

— Lo veía... cada vez peor. Cada vez el brillo característico de un niño desaparecía de él, era como si aquella alma de felicidad del barrio se hubiese apagado poco a poco —dijo con dolor en su voz-, yo lo veía cuando él salía a jugar un rato, pero su madre, no su verdadera madre, la otra, un día me dijo que ya no le hable porque estaba enfermo y la gente le hacía mal.

— ¿Eso te dijo? —Inquirió asombrado.

— Si, y desde ahí solo lo miraba, desde mi casa, no podía siquiera acercarme, esa mujer es realmente mala y no hubiese dudado en golpearme o algo si yo le decía algo al pequeño —contó, asustando incluso a Mark de tan solo oír su tono de voz—. Una noche lo vi que quiso irse a su antigua casa, donde había vivido con sus verdaderos padres, pero el tipo ese lo golpeó en el medio de la calle y la mujer se metió a la casa, Yugyeom decía que había visto a su mamá y que quería abrazarla, pero lo detuvieron diciéndole que ella estaba muerta.