parte veintisiete

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Mark estaba preocupado, ya había terminado la sesión con Yugyeom hacía más de cinco horas. Ya eran casi las diez de la noche y Jinyoung no respondía al teléfono. Hacía casi media hora que estaba intentando comunicarse con él y el menor no atendía sus llamadas.

Cansado de oír la voz del contestador, Tuan condujo hacia la oficina de Park pero le informaron que había salido antes de su trabajo.

— Idiota... —murmuró entre dientes volviendo a marcar el número mientras se quedaba parado fuera de su auto observando a ambos lados por si veía a Jinyoung por allí.

Tenía algo que decirle y estaba realmente preocupado, Mark no era una persona que se alteraba fácil pero la conclusión que había sacado lo había dejado muy asustado y necesitaba urgentemente comunicarse con Park.

Hyung —atendió, por fin.

— Jinyoung, ¿dónde estás? —Suspiró aliviado de que haya atendido.

En casa —Park sonaba un poco apagado y no pudo evitar preocuparse.

— Necesito que hablemos —pidió firme mientras subía a su auto.

Bueno, ven.

— ¿Estás bien?

Si, tranquilo —suspiró.

— Te escucho como un zombie, Jinnie—regañó suave soltando un suspiro que fue audible para el contrario.

Estoy bien, y estoy en casa si quieres ven a hablar de lo que sea que tengas en mente.

— Si, ya voy, déjame abierta la puerta —pidió refiriéndose a que la deje sin llave así podía entrar tranquilo.

Bien —dijo y enseguida cortó el llamado.

Tuan arrugó su frente, realmente Jinyoung estaba raro.

Al llegar entró a la sala y no vió a Jinyoung por ninguna parte, caminó hacia la habitación del pelinegro, un poco preocupado por lo que podría encontrarse ahí, pero al llegar noto que allí estaba el menor, con su rostro estampado en la almohada sin inmutarse al notar la presencia de Mark allí.

— ¿Jinnie? —Habló suave acercándose a su lado.

— Hola hyung —gruñó volteando en su cama y acostándose boca arriba con su antebrazo en sus ojos, como si estuviera tapando un sol inexistente en ese momento y soltando un bostezo contagiando a su mayor.

— Quiero... decirte algo de Yugyeom... —le dijo sentándose en la cama.

— Me da miedo cada vez que me buscas para hablar de él —hizo una mueca. Y era cierto, le asustaba porque sabía que si no era algo realmente serio, Mark no actuaría de aquella manera.

— Lo sé —suspiró. La verdad era que a todos les afectaba Kim, y les dolía que viva aquello, parecía un niño—. Esto... quiero que me escuches y me ayudes a saber si estoy equivocado. —Pidió firme pero sin perder el tono comprensivo y cuidadoso de su voz.

— Bueno, ¿puedo preparar café antes? —Preguntó aquello a la vez que se sentaba y quitaba las frazadas de su cuerpo.

— ¿Por qué no preparaste cuando te dije que vendría? —dijo suave jugueteando con su pie en la alfombra de la habitación mientras seguía sentado el borde de la cama.

— Estaba en eso pero... —pausó y rió suave, haciendo que se formen arruguitas a ambos lados de sus ojos, contagiandole una sonrisa a Mark—, ya sabes, mi relación tóxica con la cama, no me deja hacer nada.

— Jinyoung no es gracioso ese chiste aplicado a ti, dime ¿hace cuanto no duermes bien? —preguntó demandante y preocupado.

Park rodó sus ojos.

the truth; jingyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora