Aquel hombre misterioso no era un niño perdido ni de cerca. Trató de compararlo con alguien y lo primero que se le ocurrió fue que incluso sería dos o tres años mayor que su padre.
Katherine se puso en pie, lo escudriñó con la mirada y se sacudió la tierra de la ropa.
- ¿Quién eres?
- Eso mismo quería preguntarte a ti.
- Yo no soy nadie.
El hombre sonrió levemente y ladeó el rostro con curiosidad.
- Me sorprende que digas eso, porque por tus pintas pareces una niña perdida.
Ella elevó el rostro y rozó con sus dedos el mango de su espada, planteándose si aquel hombre podía ser una amenaza o no. No sabía quien era y jamás lo había visto. Además, se suponía que solo los niños tenían el derecho a vivir en la Isla.
- Sí, soy una niña perdida.
- Ilusa. – se burló. – Las niñas no forman parte de ese grupo.
- Cualquier niña no. – le rebatió con orgullo. – Yo sí.
El hombre volvió a reír y negó con la cabeza. Tenía el pelo grisáceo y largo hasta poco antes de los hombros. Aunque era más alto que ella, no le sacaba demasiados centímetros. Su ropa era elegante, echa con cuero negro en su mayoría.
- Así que eres una seguidora de Pan.
- Más bien una desertora.
Esta vez, la sonrisa del hombre se agrandó y la ironía desapareció.
- ¿Qué te ha hecho para que te marches?
Katherine apretó los dientes. No le gustaba responder todas las preguntas de aquel hombre sin si quiera saber su identidad; mucho menos sus intenciones o si podía confiar en él.
- ¿Quién es usted?
- Eres una chica curiosa, aunque me sorprende que no me conozcas. – comentó. – Aquí, bueno, y en todo el mundo mágico, mi nombre es muy conocido. A no ser... que no pertenezcas a este mundo.
Ella achicó los ojos, mosqueada.
- Responde a mi pregunta.
- Soy Rumpelstiltskin. – su nombre vino acompañado por un leve movimiento de manos, pero eso no fue lo que más la impresionó.
- Eres el hijo de Pan.
- Debes ser cercana a él para que te haya contado esa historia.
- Tú fuiste quien estrujó su corazón.
- El mismo. – sonrió. – Lástima que no haya funcionado como quería.
- ¿Cómo sabe que no funcionó?
- Bueno... el ser Oscuro sabe unas cuantas cosas. – comentó, pensativo. – Además, acabo de volver de un pequeño viajecito al Inframundo y me llevé una gran decepción al no ver allí a mi querido padre. Era imposible que hubiera pasado a un lugar mejor sin tener asuntos pendientes... así que tuve una acorazonada que desgraciadamente resultó ser cierta.
Estar ante el hijo de Peter Pan ya era impactante, pero pensar en la complicada historia que tenían aquellos dos todavía lo era más.
- Lo que me gustaría saber... es cómo logró sobrevivir.
- Henry no era el único verdadero creyente.
Sus palabras llamaron la atención de Rumpel de sobremanera. Katherine desenvainó su espada al instante, pero ya era tarde pues aquel hombre con un solo levantar de mano la golpeó contra el tronco de un árbol.
- No pensaba ser tan bruto contigo, pero no quiero que te escapes.
Ni si quiera tuvo tiempo de recuperarse cuando Rumpelstiltskin la levantó haciendo uso de su magia y ejerció la presión justa sobre su cuello para que no pudiera separarse del tronco de aquel árbol. Sus pies estarían a medio metro del suelo.
- Sigamos. – masculló. – ¿Por qué parece que la existencia de un segundo verdadero creyente tiene que ver contigo y tu estancia en esta Isla?
- Que audaz es el Ser Oscuro. – respondió burlesca, con la voz más grave por el agarre y la leve escasez de aire. – Pero no le tengo miedo ni a usted ni a Pan, así que le conviene soltarme si quiere saber el resto de la historia.
Rumpelstiltskin pareció pensárselo durante unos momentos, pero terminó por aceptar su proposición y la liberó.
- Soy todo oídos.
- La Sombra me trajo hace años a la Isla sabiendo la verdad sobre mi corazón; que podía ser el de una verdadera creyente. Cuando no pudo conseguir el de Henry, yo le entregué a Pan la mitad del mío.
- ¿La mitad? Pero eso solo es posible si...
- Si es amor verdadero.
Ante el desconcierto de aquel hombre, continuó hablando:
- Hacía seis años que no pisaba la Isla, pero la Sombra me volvió a traer. Pan anhelaba más poder.
- Y quería el resto de tu corazón. – completó Rumpel y ella tan solo asintió en respuesta. – Intuyo que ya lo ha conseguido.
- No te equivocas.
Por la cabeza de Katherine pasó la idea de que lo más sutil sería alejarse de aquel hombre y ni si quiera tratar de saber lo que hacía en la Isla, pero hizo justo lo contrario. Se apoyó en el tronco del árbol y se cruzó de brazos, observándole.
- ¿Para qué has vuelto a Nunca Jamás?
Él no parecía afectado por que su padre le hubiera arrancado el corazón, ni si quiera parecía molesto o triste por ello. Seguramente, le daría igual.
- ¿No es obvio? Para terminar lo que empecé.
- Pan te descubrirá antes de que te acerques a él.
- Pan no es el único que ahora tiene más poder.
Kath se encogió de hombros y asintió. No sabía hasta donde llegaba el poder de cada uno y sin duda era algo que no le incumbía. Estaba dispuesta a proseguir su camino a ninguna parte más que lejos de ahí, pero la voz de Rumpelstiltskin la detuvo.
- ¿Te interesaría hacer un trato?
Se detuvo y se giró sobre sus talones con lentitud, curiosa.
- ¿Qué tipo de trato?
- Deseo volver a estrujar el corazón de Pan entre mis manos, pero si me ayudas, puedo permitir que se te devuelva. – concretó. – De todas formas, si no lo haces, lo estrujaré y ambos moriréis.
- Parece que no tengo otra opción.
Una sonrisa invadió sus labios.
- Tienes la opción de correr al lado de Peter Pan y contarle lo que tramo.
- Sabe que no voy a hacerlo.
Después de todo lo que había hecho ese chico, estaba claro que no le ayudaría una vez más.
- ¿Eso significa que tenemos un trato?
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The Hell of Neverland | Peter Pan
FanficNunca Jamás no es el paraíso donde desearías estar. Peter Pan no es el chico del que te deberías enamorar. 15/9/2020 ➞ #1 peterpan #1 neverland 26/5/2022 ➞ #1 pan #2 peterpan #2 storybrook ⇝ Originalidad. Di no al plagio. ⇝ No lectores/as fantasmas