Capítulo 28.

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- ¿Un trato? – se burló. – Creo que no estás en posición de pedir nada.

- ¿A caso vas a rechazar un trato, Rumpelstiltskin?

El hombre se cruzó de brazos, mas la curiosidad comenzaba a aflorar ante el tono provocador de Katherine.

- ¿Por qué iba a hacer un trato si ya he vencido?

- Para que la victoria sea más divertida.

El Ser Oscuro entrecerró los ojos, dudando de si se trataba de una treta o no. Sin embargo, al ver a Peter tan desconcertado como él, no pudo evitar seguir el juego.

- Te escucho.

Katherine tuvo que reprimir una sonrisa. Ni si quiera ella estaba segura de lo que iba a hacer, es más, temblaría de miedo si no fuera porque carecía de cualquier emoción. Era arriesgado y descabellado, pero era mejor que darse por vencida.

- Dices estar muy seguro de que Pan es un monstruo. – comenzó. – Un ser egoísta, sin sentimientos y que tan solo se preocupa por sí mismo.

- No solo lo creo yo, querida. – se rio. – Cualquier persona sobre la faz de la tierra lo haría.

- Y consideras imposible que sienta algo por mí. – prosiguió.

- ¿A dónde quieres llegar?

Peter los observaba con las cejas fruncidas y la boca entreabierta. No comprendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo y detestaba no hacerlo. Él siempre tenía a todos en la palma de su mano y ahora la situación al completo escapaba de su control. 

- Quiero ponerle a prueba. Dale la oportunidad de devolverme el corazón. – le espetó. – Pero no entero, sino una mitad.

Rumpelstiltskin abrió los ojos con sorpresa, planteándose si de verdad estaba entendiendo bien a aquella chica.

- Pero eso solo puede funcionar si... – murmuró Peter.

- Si lo que sientes por mí es amor verdadero. – completó Katherine sin si quiera mirarle, pues no quería apartar la vista del otro hombre. – Si funciona, los dos nos quedaremos en la Isla y te marcharás. Si no lo hace, lo que queda de mi vida dependerá de usted, sin oponer resistencia.

Considerar tener la vida de alguien en tus manos era demasiado tentador para alguien tan poderoso como Rumpelstiltskin. Sin poder resistirlo y tras repasar aquel trato, soltó una suave risa:

- ¿De verdad eres tan necia como para poner tu vida en juego por un ser como Pan?

- ¿Acepta o no?

- Está bien. Acepto.

Katherine se dio la vuelta y juntó su mirada con la de Peter, quien todavía estaba inmóvil en su sitio y trataba de asimilar con demasiada rapidez lo que estaba ocurriendo.

- No te preocupes. – le dijo ella. – Si funciona, podrás recuperar las dos mitades cuando tu hijo se marche de Nunca Jamás.

El chico elevó una ceja inquisitoriamente y negó seguidamente con la cabeza.

- ¿No lo entiendes? – cuestionó. – No va a funcionar. Lo sabes.

- No, no lo sé. – negó. – Por eso quiero comprobarlo.

- ¿Y obligarte a marchar con el Ser Oscuro después?

- Si esto no funciona, Pan, ni si quiera tiene sentido que me busques. – le aseguró. – Lo que no puedo es marcharme sin saber la verdad.

Peter tragó saliva y dirigió la mano a su pecho, sintiendo los latidos. Rumpelstiltskin los observaba con superioridad. Mayor castigo para su padre sería que Kath se fuera de la Isla por siempre sabiendo que la persona a la que le había entregado todo tan solo era una gran decepción. Si algo debía quedar en la aparentemente existente consciencia de Pan, era eso.

The Hell of Neverland | Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora