– Dice que eres mi... mi papá – llorando y presuroso, el jovencito se acerca a mí y me abraza, siento un extraño calor recorrerme el cuerpo, una sensación muy diferente a todo lo que he sentido en mi vida, nada se compara a esto que hace mi cuerpo estremecer, tal vez es aquello que algunos denominan como 'el llamado de la sangre'.
– Mi hijo – alcanzo a decir lentamente, es algo insólito, simplemente no puedo creerlo. Yo, un hombre tan desgraciado como lo he sido ahora resulta que tengo un hijo, una persona que es carne de mi carne y sangre de mi sangre.
– El hijo que no pudiste conocer – la miro y ella está llorando, Bárbara para nada es la muchachita de la cual me enamoré como loco, ahora se trataba de una mujer hecha y derecha, después de tantos años la volvía a tener frente a mí, con un hijo mío.
– Siempre te he querido conocer, siempre – el pequeño repegaba su cara contra mi pecho.
– Josué es su nombre – me dijo y yo sin poder contenerme más lo abracé con fuerza.
– Josué... tu nombre es Josué – ese nombre es el que muchas veces le dije a Bárbara cuando fuimos novios que deseaba ponerle a nuestro primer hijo, si era varón deseaba llamarlo así.
– Nunca lo olvidé, Adán, nunca – con las manos entrelazadas mi ex novia nos miraba, reposaba mi barbilla en la cabeza de aquel muchachito, mi hijo, tan increíble de asimilar que soy papá, un sueño al que había renunciado desde hace mucho tiempo.
– ¿Tú sabías algo? – miré a mi amigo Mat.
– Apenas el día de hoy, por ello te dije que era algo importante.
– Josué – me separé un poco del chico – ¿Sabes realmente quién soy yo? – he sido un descarado desde hace mucho, pero por extraño que pareciera odiaba la idea de darle una mala imagen a aquel que decían era mi hijo.
– Sí, mamá me ha platicado de ti, tengo una foto en mi teléfono, creo que es cuando era más joven porque te ves más flaquito y desde hace mucho tiempo te llamaba, pero me daba miedo que te enojaras conmigo y por eso colgaba – sus ojitos llorosos me miraban atentamente mientras hablaba.
– Así que eras tú, pillo – esas llamadas del mudo resultaron ser de él.
– Él sabe que eres un buen hombre, que tiene su propio negocio y nada más – suspiré y me sentí un poco aliviado.
– ¿No tienes más preguntas? Quizá puedes dudar que realmente se tu hijo, si lo deseas podemos hacer un examen para corroborarlo – Bárbara se limpiaba las lágrimas que habían salido de sus ojos.
– No, por dos razones, una, siento una extraña simpatía por este muchacho, y dos, es idéntico a mí, claro que más guapo – sonreí, mi hijo, mi hijo.
– Tengo que contarte muchas cosas, todo lo que he hecho, en la escuela tengo buenas calificaciones, mis abuelitos dicen que puedo llegar a ser un buen empresario, pero mi abuelita Norma quiere que vaya a un internado para que me eduquen mejor – toda la calma se acabó en ese mismo momento, ese nombre hizo que la sonrisa que tenía se deshiciera.
Norma, esa mujer que tanto daño me hizo y que he despreciado desde joven, ella me separó de Bárbara, la que deseaba que fuera mi esposa, mi mujer. No sé si mi personalidad sea mala, pero en verdad desearía tanto poder vengarme de ella, de esa arpía que acabó con mis sueños, mis ilusiones, que hizo perderme los primeros pasos de mi hijo, sus primeras palabras, que me llamara papá desde hace muchos años.
![](https://img.wattpad.com/cover/136400715-288-k800632.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Una Eva y tres patanes
RomanceSi desde la primaria en las listas de asistencia lo escribían incorrecto o las maestras no pronunciaban bien tu nombre, era un indicio que algo ya marchaba mal en tu vida. Eva, Eva, Eva... ¡Con un demonio soy Evan! Con N al final. Soy empleado de u...