Todos los días tengo vivencias sumamente desagradables, poco afortunadas, es más, las podría catalogar como que alguien me 'echó la mala sal' pero lo del día de hoy sí que me ha dejado sin palabras, acabo de salir del bufete del abogado, me pega el aire del día y aun así no me creo todo lo que acaba de pasar, es como si los Ovnis hubieran tomado al Adán grosero, prepotente y prejuicioso cambiándolo por uno que parece más humano, aunque si fuera cierta mi teoría no sería propiamente un humano, en fin, todo va de maravilla hasta que recuerdo a dónde voy...
-- Deportes Solís – digo con hastío, aún recuerdo a ese sujeto, parece como si tuviera trece, se la pasa molestando a las personas, aunque a decir verdad, solo conozco que me moleste a mí, aun así es un chico muy pesado, pero según las filosofía de mi jefa 'el vendedor debe vender, si es necesario vender a tu abuela, la vendes' y luego de decir eso le dio una gran mordida a su dona, el punto es que debo ir con ese chico aunque sea un patán inmaduro, pues es el cliente y es mi trabajo aclarar sus dudas.
Camino, porque como de costumbre, no me dieron viáticos y no gastaré mi dinero en el trabajo, así que ni modo, me tendré que tardar todo lo que deba, sería una lástima que por andar de comisión llegara justo a las tres de la tarde, mi hora de salida, una lástima muy lastimera. Sigo andando al negocio de ese Adán inmaduro, poco a poco reconozco la tienda, pues a la distancia no lograba leer el espectacular del negocio debido a que me quité mis gafas. Una inmensa paz comienza a invadirme y una sonrisa a formarse en mi boquita a cada paso que doy al acercarme al lugar.
Puede que hoy sea por fin mi día de suerte, digo, luego del perro asaltante y el Adán abducido por marcianos es justo que la vida me haga justicia al menos una vez... ¡Una Vez en la vida! Sonrío emocionado, la tienda 'Deportes Solís', ese lugar donde trabaja ese Adán inmaduro, ese cuarto lleno de balones y cosas de esas... ¡Está cerrado! Soy feliz, paso por alto el hecho de haber caminado quién sabe cuánto, lo olvido, me haré tonto, iré al parque, comeré helado, esperaré a que sean las tres de la tarde, pediré que me justifiquen la salida por haber estado de comisión y por fin tendré una tarde placentera, no fue mi culpa que ese tipo haya cerrado su tienda, yo sí llegué, sonrío doy media vuelta y es hora de dar rienda suelta a mi plan perfecto, ya me voy de aquí.
-- ¿Ya te vas? – y lo peor que me pudo pasar ocurrió, me quedé congelado, no pude dar un paso más, mi escenario de alegría comenzó a resquebrajarse en cuanto esa voz llegó a mis oídos.
-- No me hagas esto – le reclamo a la vida, giro sobre mis talones lentamente, rogando que solo sea una alucinación por el calor, cuando termino de dar la vuelta constato la horrible realidad.
-- Hola –con una sonrisa de oreja a oreja, ese patán me saluda.
-- ¡Tú! – le digo con irritación, me hizo creer que sería libre, algo tan bajo digno de él.
-- ¿No me viste? Estaba aquí, detrás de esta camioneta esperando a que llegaras – me señala esa gigantesca 4x4 que está frente a su tienda, corroboro lo que pensaba, este cretino se escondió a propósito.
-- No, no te vi – le digo con seriedad, imagino en este momento que lo tomo por el cuello y lo arrojo a media calle justo cuando un camión de mudanza atraviesa el lugar, queda hecho pedacitos y gracias a ello puedo ir a su funeral a comer pan y tomar café gratis, ¡Infeliz!
-- ¡Qué raro! Aquí he estado dese hace rato esperándote, Eva – siento un tic en mi ojo, siento que es momento de matarlo, quizá me den veinte años, pero habrá valido la pena – Con N al final, no lo olvido – sonríe el muy fresco, tengo unas ganas inmensas de darle un puñetazo.
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Una Eva y tres patanes
RomansSi desde la primaria en las listas de asistencia lo escribían incorrecto o las maestras no pronunciaban bien tu nombre, era un indicio que algo ya marchaba mal en tu vida. Eva, Eva, Eva... ¡Con un demonio soy Evan! Con N al final. Soy empleado de u...