Capítulo 2. El aroma

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Es la hora del descanso y todos van al comedor para desayunar, antes de seguir con las clases. La primera en llegar, como siempre, es Golzy quien disfruta leyendo un libro sobre vampiros. Cada vez que van a la casa de Robin tiene la oportunidad de coger uno sobre estas criaturas. Les fascina tanto que no dudaría en tener un novio vampírico. Y si le sumas la música heavy que está escuchando, pues está sumamente concentrada. Sentada con los pies alzados y apoyados en la mesa como chica mala que es. Le daba igual lo que opinaba la gente sobre ella. Ellos no saben que es una bruja, le encanta coger pelo de sus víctimas y crear un muñeco vudú e imaginar que los está torturando. Bueno, su abuela piensa que ella es de la disnatía de las brujas, pero que aún no ha despertado sus poderes.

Historias de su pobre abuelita que ya tiene una edad bastante avanzada. Su madre no ha heredado el conocimiento de su abuela por lo que significa que no cree en la magia. Pero Golzy sí, siempre le ha interesado en la magia negra y entre otras cosas. Si tuviera esos poderes ahora mismo, haría un caos tremendo en la universidad. Una sonrisa traviesa se forma en sus labios con ese pensamiento. De repente, una colección de cromos hace acto de presencia en la mesa que la gótica tuvo que quitarse los cascos para ver quién era. La sonrisa de Yumel lo decía todo.

—¡Un chico me dio la colección de cromos completa de Star Wars! —grita entusiasmada que los atrae hacia ella, abrazándolos como nunca.

—Vaya, te doy mi más sincera enhorabuena, friki.

—¡Ya soy sumamente feliz! —Sus ojos no dejan de brillar con emoción. Pero luego mira a Golzy que sigue leyendo—. ¿Te queda mucho por terminarlo?

—Me quedan unas pocas páginas realmente. —Estira la mano para coger el tenedor y pinchar en un trozo de carne—. La verdad es que estas cosas son fascinantes.

—Lo sé. Recuerdo que tuviste vergüenza máxima al ver la saga de Crepúsculo.

—Oh Dios sí, mucha cursilería de por medio. —Saca la lengua mostrando asquerosidad—. Aún me pregunto porqué cojones lo vi.

—¿Por qué el protagonista era guapo?

—¿Ese? Ni siquiera me atrae. Muy blanco y muy... Me dan ganas de vomitar.

Yumel ríe ante la conversación que está teniendo con su amiga. Las dos tienen diferentes gustos, sin embargo, hay algo que le gusta las dos: lo caótico. Cuando Golzy le regaló el último juego de Mortal Kombat se emocionó tanto que saltó por toda la casa y le pidió que jugara con ella, a lo que ella aceptó. No obstante, las risas terminan cuando llega Bibianne con la cara un poco quemada, parece que tuvo una batalla con alguien o incendió la clase.

—Dime por favor que has quemado una clase. —Golzy se ilusiona al ver a la nerd limpiarse la cara con una toallita.

—Tus deseos caóticos nunca funcionarán, Golzy. Fue un fallo mío en mezclar acetona con insecticida.

—¿Y para que mezclaste eso?

—Quería ver la reacción, pero ahora estoy apestando a una mezcla de contenedor de basura —dice Bibianne quitándose las gafas para limpiarlas.

—Un poco sí, la verdad.

—¡Dios, pero ¿a quién está oliendo mierda?! —Bibianne se esconde en la mesa al escuchar la voz de Len llegar junto con Amélie.

—Bibianne, ¿no te echaste colonia? —pregunta inocente Amélie no mirando a su amiga.

—¡Sí me eché! Pero fue producto de una investigación que estaba haciendo.

Bibianne es una chica curiosa en la vida que le encanta probar cosas nuevas o en base a la tecnología nueva que hay hoy en día. No es nada malo investigar un poco, pero a veces la joven se lleva unas palizas con los experimentos que hace en clase, arriesgando hasta su propia vida. Len la ayuda a limpiarse un poco mejor, ya que está hecha un desastre. La de ojos avellanas se comporta como una madre para todas ellas; sobre todo, con Amélie, Tais y Rose que son las más complicadas.

Seducción vampírica (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora