Capítulo 24. Época de celo: Paulie

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Día 1.

Yumel recibió un mensaje de Paulie para verse en su casa por lo que la chica salió de la casa, dejando a Len durmiendo tranquilamente. Sí alguien la despertase, se levantaría con un malhumor de perros y golpearía a cualquiera. Le divertía, no podía negarlo. Está caminando en dirección al hogar de su pareja. Un vampiro con una licantropa, ¿quién lo iba a decir? Yumel no podía negar que está locamente enamorada de ese chico de cabellos rubios. Es tan mono cuando se pone tímido cada vez que la veía con ropas muy exóticas, a ojos de cualquier hombre.

Ya está llegando al apartamento. Esa puerta siempre está abierta porque se encuentra el portero vigilándola, menos por la noche, por supuesto. Ella entra saludando al hombre para luego subir por las escaleras, ya que allí no había ascensor. Y menos mal que no son muchos escalones en comparación con las pirámides mayas. Unos pasos más y ya está cerca de la casa de Paulie, pero se detiene un momento porque su instinto de mujer loba le indica que algo pasa ahí dentro. Pero estamos hablando de Yumel, ella ignora completamente y toca la puerta con buena educación. Ella mantiene su sonrisa amplia porque es feliz. Nadie le quita esa felicidad y su buen humor.

Unos minutos después, Paulie abre la puerta asomando un poco la cabeza. Yumel lo nota sudando como un pato. ¿Se habrá peleado con alguien o qué? Se aproxima un poco más, sin dejar de sonreír.

—Hola Paulie —saluda—. ¿Puedo pasar?

—Sí, perdona.

La deja pasar sin dudarlo. La chica de cabellos rubios platinos se sorprende del estado que se encuentra en la casa porque está echo un desastre. Es como si hubiera pasado un remolino por ahí. Ella se gira para verlo, que está apoyado en la pared con una respiración agitada.

—¿Hubo tormenta en tu casa y no me he enterado?

—Parece ser… que sí.

—Bueno, ya que estoy aquí, voy hacer limpieza.

Esa es la decisión de Yumel porque también ella era un desastre, pero esta acostumbrada a coger sus cosas es debido. Mientras la chica se entretiene, Paulie no dejaba de mirarla. O comerla con la mirada. Sus instintos vampíricos le pedían a gritos que la tomara ahí mismo y que sacara su lado de mujer loba. Lo sacó una vez y le gustaría que lo sacara de nuevo. ¡No! Sacude violentamente su cabeza no queriendo tener pensamientos impuros con ella, pero es que está en la época de celo. Un gruñido se le escapa de su garganta aguantando las ganas. Para estar distraído, empieza a ayudarla.

Pasó una hora y Yumel se sienta en el sofá muy agotada ante esa situación. ¡Era peor que limpiar su cuarto! Ve que Paulie se sienta a su lado, pero nota que su cuerpo se tensa. Esto, obviamente, le preocupa mucho y una gran idea le surge en la cabeza que amplía su sonrisa. Se aproxima a gatas a él con la intención de besar con dulzura su mejilla. El pelirrubio se mantiene quieto con la respiración agitada. El olor que emana Yumel es excitante, incluso le incita morder su cuello o tocar sus nalgas. «Contrólate por Dios», se maldice así mismo una y otra vez. Sus labios están secos por el nerviosismo que está sintiendo.

Ella sigue con los besos hasta llegar a sus labios para besarlos como debe ser. Yumel escucha un ronroneo proveniente de Paulie. Las manos de él se aproximan a su cuerpo, o más bien, su trasero. Lo aprieta con todas sus fuerzas oyendo un gemido de sorpresa de ella. Se da cuenta de ello y se separa bruscamente, cayendo del sofá. Esto le preocupa a ella y se acerca al borde para verlo.

—¿Estás bien, Paulie? —pregunta.

—Mas o menos —confiesa, mientras gruñe bajo.

—Estás muy raro hoy. —Yumel se levanta para levantarlo—. ¿Tengo que quedarme aquí para cuidarte?

Seducción vampírica (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora