Len ha quedado con Katakuri cerca de una biblioteca y, a su vez, en un bosque. Aún no se le ha quitado de la cabeza lo que le ha dicho Golzy. ¿Ese hombre es un vampiro? ¿Y por qué demonios siente interés en él? Es verdad que es un misterio, pero no es para tanto. Respira hondo, queriendo estar lo más relajada posible y que no le carcoma tanto la cabeza. Ella está sentada en un banco, mirando por todos lados a ver si lo veía. No hay rastro de Katakuri. Encima la niebla hace aparición; se abraza así misma, muerta de frío.
Un escalofrío recorre por todo su cuerpo y no era el frío; alza la cabeza encontrándose a ese hombre de ojos granates y que alberga una misteriosa aura. Entre los árboles se encuentra, sin desviar la mirada en ella. Len no duda en levantarse para dirigirse hacia él; sin embargo, no se esperó que Katakuri girase todo su cuerpo para adentrarse al bosque. Desapareció delante de sus ojos. «Debo alcanzarlo», se dijo así misma y, con toda la determinación del mundo, va tras él. Los árboles viejos dan un aspecto tenebroso y más aún con la niebla. Desconoce cuanto tiempo ha estado caminando, pero se ha alejado lo suficiente como para no divisar la ciudad.
Debe ser valiente. Debe saber la verdad. Sí debe morir, lo hará. Otra vez ese escalofrío. Está detrás suya. Aunque él mantiene una distancia, ella puede notar su respiración muy cerca de su cuello. Traga saliva mientras aprieta con fuerza sus manos formando puños. Debe encararlo de todas las maneras posibles.
—Sé lo que eres, Katakuri —dijo sin tapujos.
—Lo sé, pude leer tu mente —confiesa. Pasos de zapatos resuenan por las espuelas que decoran—. Y pareces enfadada.
—No me gusta que me oculten cosas. —Se gira para mirarlo cara a cara.
—Tenía que ser un secreto hasta que llegara el momento, pero parece ser cierto objeto o cierta persona te ha dicho que soy.
Al decir eso, Len sujeta con inconciencia su mano donde se encuentra su pulsera. La piedra daba ese toque brillante insinuando que tiene enfrente, no a un simple vampiro, sino a su daiba.
—¿Piensas matarme? —pregunta, ojos avellanas miran fijamente a los granates de Katakuri.
—Ojalá, pero no puedo hacerlo. Eres mi duobus, y la conexión que tenemos me lo impide —explica él estando a escasos metros de la joven. Y, en un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo aumenta de tamaño mostrando su verdadera altura. Len tiene los ojos abiertos, impresionada—. Toda mi familia tiene una estatura monstruosa. No lo mostramos delante de los mortales.
—Increíble. —En vez de huir, camina alrededor de él. La verdad que ha escuchado historias de gigantes, pero nunca pensó encontrarse a uno y más si es un vampiro—. ¿Eres el más alto de tu familia?
—De mis hermanos, sí. Mi madre es la más alta.
Len se queda enfrente de él, aún admirándolo. Katakuri está de lo más tranquilo, vio el futuro y supo perfectamente de que la chica no tendría miedo. Nota como ella tira de sus pantalones para que se arrodillase, por alguna razón le enternece verla así tan pequeña en comparación para él. Se agacha para estar a su altura. Esos ojos curiosos que brillan con tanta intensidad, le encantan al hombre. Son diferentes a los suyos. Fríos que desean matar a alguien y saciar su sed de sangre. La joven castaña alza sus brazos para sostener la bufanda, pero él la detiene con rapidez atrapando sus muñecas.
—Te aconsejo que no lo hagas.
—¿Tu rostro solo se lo muestras a los de tu especie? Katakuri, si yo soy tu pareja, debería verlo, ¿no crees?
Eso le ha sorprendido demasiado al vampiro que sus ojos se abrieron de par en par. Si se lo muestra, no creo que lo mirará con los mismos ojos y lo rechazará, y ambos sufrirán. Pero debe intentarlo, ¿no? Suelta sus muñecas y deja que Len le vaya quitando lentamente esa prenda. Poco a poco, sin ninguna prisa. Se va desprendiendo de ella hasta que, finalmente, tiene enfrente aquello que ocultaba el vampiro. Dos cicatrices que recorren por sus mejillas y lo que más destaca son sus colmillos prominentes. Es un verdadero vampiro que te puede dar pesadillas.
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Seducción vampírica (One Piece x OC)
FanfictionNadie puede escapar ante las garras de los vampiros. Criaturas con un gran poder y casi inmortales. Enemigos del hombre por naturaleza. No se sacian con beber sangre de una persona sino de muchas víctimas. Sin embargo, hay una adicción que no pueden...