Capítulo 25. Época de celo: Katakuri

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Día 1.

—Katakuri no te lo voy a repetir más: ¡¿por qué estoy amarrada en esta cama?!

Desde que fue secuestrada, Katakuri la amarró en la cama para que estuviese quieta y no hiciera ninguna estupidez. La conoce demasiado bien. Len no se lo pensaría dos veces para golpearlo.

—Porque me pegarás por haberte sacado de la casa —responde, muy tranquilo.

—¡Es que te llevarás una golpiza como no me sueltes! —Y ella haciendo fuerza en sus muñecas y sus tobillos haciéndose más daño de lo normal.

—No hagas eso —le riñe. Verla en esa posición le excita de una manera inigualable. Ya con la bufanda retirada, porque no le hacía falta, gatea por la gran cama hasta estar encima de ella—. Te harás mucho daño.

—Pues suéltame.

—No, quiero jugar contigo. —Los ojos granates de Katakuri cambiaron a un tono rojo carmesí como la sangre—. ¿Te acuerdas esa vez que te dije que un vampiro puede aguantar más que un ser humano y te haría sacar más de un orgasmo?

—Sí. —Esto a Len no le gustaba para nada.

—Pues quiero darte la noticia de que estoy en época de celo y estaré jugando contigo durante siete días.

La peli-castaña analiza la información que le ha dicho Katakuri. ¿Época de celo? ¿Siete días que equivalen a una semana? Su rostro se torna rojo de la vergüenza y de la ira, deseando darle una patada en el rostro de ese vampiro pervertido que tenía delante.

—¡Ni se te ocurra tocarme!

—Demasiado tarde porque ya te toqué antes. —Un simple ronroneo realiza capaz de poner los pelos de punta a la joven—. No sabes las ganas que tengo de cogerte y hacerte mía una y otra vez.

Len está a punto de alzar la voz, pero es interrumpida por un beso tosco y salvaje de Katakuri. Le está haciendo en la boca porque no para de explorar su cavidad con la lengua. Ese vampiro está hambriento de sexo y el roce de su entrepierna con la de ella se nota. Los labios de Len se entumecen por los mordiscos y por la invasión de ese vampiro que ya no puede controlarse. Ya ha perdido la noción de su ser que solo desea hacerla suya y marcarla de por vida. Mientras sigue besándola, sus dedos acarician el inicio del nudo de una de sus muñecas amarradas para descender lentamente, rozando esa piel que tanto le enloquecía.

Los pulmones de la chica aclaman oxígeno por lo que ella tuvo que realizar sonidos de aclamo para que Katakuri la dejase respirar por un segundo. Él obedece, separando sus bocas formando un hilo de saliva que él lo retira con la lengua. Respiración agitada con ojos llorosos y pómulos rosados la veían tierna. Total sumisión es lo que veía Katakuri que gruñe por lo bajo golpeando sin descaro su hombría en la entrepierna de la chica. Ella simplemente dio un pequeño gemido. En lo más profundo de su ser, desea matar a ese desgraciado por tenerla en un estado de vulnerabilidad que odiaba. Su cara sumisa cambia por completo a una tsundere que está a punto de gritar y, otra vez, él la besa no queriendo escucharla.

Sólo quiere que ella comprenda que está necesitado, que desea desfogarse con ella porque la ama demasiado. Sus manos siguen descendiendo hasta llegar a su camisa que entorpecían sus caricias. Otro gruñido realiza en su garganta a modo de separación de Len y, sin previo aviso, le rompe la prenda junto con su sostén liberando sus montes. La peli-castaña, claramente, dio un grito de sorpresa ante ese repentino ataque sorpresa de Katakuri.

—¡Esa es una camisa nueva! ¡¿Ahora como coño me pondré ropa para volver a casa?!

—Es una excusa perfecta para que te quedes toda esta semana en mi casa —dijo, con una sonrisa socarrona.

Seducción vampírica (One Piece x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora