Día 1.
Tais llevaba horas preocupada por lo que le pudiera haber pasado a Spandam y se estaba dirigiendo a su casa. Menos mal que el vampiro le dio la dirección porque ella no estaría dispuesta en jugar a la adivinanza. En el autobús no se sentía cómoda porque todos la miraban, y no porque sea fea, sino por el poder de una sirena. ¿De todas las criaturas posibles porque una sirena? Ella no paró de preguntarse esa misma pregunta cuando descubrió lo que era. Casi le iba a dar un paro cardíaco con todos los estudiantes detrás de ella para invitarla a salir a hacer cualquier cosa. Mira al cristal del vehículo, observando su propio reflejo.
Tais se veía fea, pero es posible que el poder de una sirena cambia esa condición. Un ser seguro de sí mismo por su belleza. La chica de ojos miel esboza una pequeña sonrisa, no mostrando sus aparatos, pero alegre de pensar en eso. No tenía que estar triste y más aún cuando tenía una pareja que la amaba. Sí, es una criatura arrogante y un tanto torpe, pero es lo que le gusta de Tais. En el fondo, es alguien que solo necesita un poco de cariño. El autobús se para y es la parada donde tiene que bajarse. Un hombre se puso de pie y, a modo de caballero, alza la mano a modo de ayudarla a bajar.
Una gota resbala por su sien y agradece a ese hombre por ser tan amable, pero sabía bajar por su cuenta; además, si le tocaba, es posible que Spandam se diera cuenta de ello y no quería a un vampiro celoso. Baja sin problema y va buscando con la mirada en que dirección tomar. Da gracias a Dios que sabe manejar el Google Maps porque se perdería fácilmente sin un mapa y también de que tuviera suficiente batería en el móvil. Va poniendo la dirección en la aplicación activando la ubicación y va moviéndose en busca del hogar del vampiro. Tuvo un mal presentimiento ante todo esto, pero no sabría como explicarlo realmente. De nuevo esas miradas en ella, ¿por qué no miran otro sitio? Se pregunta a sí misma.
Cinco minutos después llega a la casa de Spandam y se da cuenta que era un sitio de lo mas normal del mundo; es decir, no era una mansión en comparación con la de Sir Crocodile. Sube por las minis escaleras con la intención de tocar la puerta. Espera unos segundos, pero no obtiene respuesta. Hace el mismo gesto y nada. Que raro, le dijo que estaba en casa. Se asoma por la ventana para ver indicios de algún movimiento por dentro. ¿Es mejor llamarlo? Pero una idea se le cruza por la cabeza y va a rodear la parte trasera de la casa, en dirección al patio. Seguramente que esa puerta estará abierta. Y sus sospechas fueron ciertas.
—¿Spandam? —lo llama.
Ninguna respuesta, pero escucha como un leve gruñido proveniente en la parte de arriba de la casa. Es mejor cerrar la puerta por si viene algún vecino y no sería buena que encontrase a un vampiro. Los gruñidos se vuelven más inminentes. Son una especie de súplica de un animal asustadizo. Sus pies al posar un escalón, haciendo un ruido escandaloso, pudo escuchar perfectamente la voz de Spandam. A modo de reacción, corre hacia ese cuarto y entrar. Sus ojos están abiertos como platos porque el vampiro está encadenado. Él se echa para atrás al ver ahí plantada.
—Spandam, pero ¿qué...?
—Difícil de explicar —habla, mientras echa la cabeza a un lado no queriendo oler ese perfume delicioso de la chica; no obstante, Tais se aproxima sin tener en cuenta lo que está ocurriendo—. No te acerques, joder.
—¿Alguien te encadenó? —pregunta con miedo.
—Me encadené yo mismo para contenerme.
—No entiendo para qué te encadenas. —Ya muy cerca, va intentando deshacerse de esas cadenas. Una mordida, no muy fuerte, recibe en su muñeca que la echa para atrás. Esos colmillos no perforaron sus venas porque no quiso, pero esa forma de hacerlo fue ¿excitante?—. ¿Spandam? —Los ojos violetas del hombre cambiaron a unos amarillentos.
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Seducción vampírica (One Piece x OC)
FanfictionNadie puede escapar ante las garras de los vampiros. Criaturas con un gran poder y casi inmortales. Enemigos del hombre por naturaleza. No se sacian con beber sangre de una persona sino de muchas víctimas. Sin embargo, hay una adicción que no pueden...