Gruñí mal humorada cuándo los toques en la puerta no dejaban de sonar, me removí en mi cama hechando un vistazo a la cama de mi compañera, perfectamente acomodada cómo cada vez que ella se levantaba para ir a clase o por ahí en el campus. Los toques siguieron así que de mala gana me levanté dispuesta a abrir de una vez la puerta, encontrándome así con un sonriente Jungkook, en su mano izquierda traía una caja blanca y en la otra un vaso que a mi suposición es café.
Sé que quiso estallar en risa en el momento que me vio detrás de la puerta, púes aun estaba en pijamas y mi cabello no debió amanecer de la mejor forma, a pesar de haberme hecho una trenza la noche anterior. No dije nada y le permití el paso mientras volvía a mi cama, y así retomar mi sueño.
—Son las 10 de la mañana, Italia —Lo escuché decir. Pero lo único que fui capaz, fue cubrirme con la cobija hasta la cabeza, escuché una pequeña risa y un “eres una niña pequeña ” de su parte mientras se sentaba en el final de la cama —Te traje el desayuno
—Dejalo en la mesa de allá y ven a dormir conmigo —Hablé un poco ronca, lo observé hacer lo pedido. Me arrimé hacia un lado de la cama para darle espacio y ahí, reposó su cuerpo junto al mío. Rápidamente lo abracé, colocando mi cabeza en su pecho.
El canto de los pájaros era lo único que se escuchaba en la habitación, las caricias que recibía de su parte en mi cabello era lo único que recibía en ese momento. De la nada empezó a cantar, Only Then. Abrí mi ojos levantando un poco la cabeza para mirarlo, él tenía los ojos cerrados pero aún así siguió cantando, sonreí arrimando mi cuerpo un poco más arriba y así dejarle un beso en la mejilla, él calló por un momento y miró.
—Ve a desayunar —Rodé los ojos divertida y me levanté, tomando la caja de blanca. Empecé mi desayuno mientras le contaba la razón por la que me acosté la noche anterior tarde, él sólo me miraba atento opinando de vez en cuándo, pero escuchaba cada una de las palabras que le dije.
Cuando acabé el desayuno, tomé mis cosas para lavar mis dientes y mi cuerpo. Una vez ya lista, me ayudó con la cama; finalmente salimos del dormitorio. Domingo, en la mañana, muchos estaban en sus cuartos durmiendo, otros estudiando en la biblioteca, otros aprovechaban para salir a lugares como la playa. Mientras yo iba de camino al apartamento de Taehyung, Jungkook dijo que él quería pasar tiempo con ambos ya que teníamos muchos años sin convivir. El edificio dónde vivían los hermanos Jeon es absolutamente alto y grande, tampoco queda tan lejos del campus, cuando entramos Jungkook saludó al vigilante y pasamos a los ascensores.
—Me gusta el lugar — Dije una vez dentro del ascensor.
—A mi me gustas tú— besó mi mejilla —Es lindo, la primera vez que vine casi tropiezo con una señora porque no dejaba de ver el lugar.
Reí llamándolo tonto y finalmente salimos del ascensor, el departamento de Tae no quedaba lejos de ahí, así que llagamos en cuestion de segundos. Tae casi me tumba con su abrazo y repitiendo una y otra vez “bienvenida”. Después de ahí, la tarde se pasó haciendo comida y viendo películas, la noche llegó más rápido de lo esperado por lo que la cena se preparó unas horas antes de volver al campus, Jungkook me pidió muchas veces dormír ahí pero al día siguiente te clase a primera hora por la mañana y mis cosas no estaba del todas ordenada, así de que llegamos al acuerdo del próximo fin de semana.
—En serio quiero que te quedes— Hizo un puchero, un puchero que besé rápidamente.
—Pero no puedo —Pasé mis manos por su cuello mientras él rodeaba mi cintura con los suyos. Inmediatamente se escuchó el sonido de una cámara junto al flash, ambos giramos –sin separarnos– a ver a Taehyung.
—Es que se ven muy lindos, además, si le envío ésta foto a Grecia me dará dinero —Se defendió rápido.
—¿Por qué te daría dinero por una foto? —Pregunté.
—Ella no está aquí, así que no puede ver sus momentos románticos, me dejó como encargado de ser su “paparrazi”, ya ven que ellos venden las fotos de los famosos —Terminó no huir a su cuarto.
Y eso me dio gracia, miré nuevamente a Jungkook acariciando su nuca, él sólo se dejó hacer por mis caricias recostando su cabeza de mi hombro. Justo en el momento en que ambos dijimos «Te amo» y ésta vez no se sintió amistoso, ésta vez se sintió más real, mas profundo.
