-DIARIOS DE NAVEGACIÓN-

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Antwan se sube a mi Jeep y se acomoda en el asiento del conductor

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Antwan se sube a mi Jeep y se acomoda en el asiento del conductor.

— ¿oye que haces? ¿Sabes manejar? —le pregunto desde afuera.

—Luna, mi amor sube al auto, es preferible que yo maneje, no estoy loco para exponerte, podrían atacarnos mientras manejas.

— ¿No crees que estás exagerando? He andado un mes sola en este pueblo y nada me ha pasado.

—Mi cielo... si no subes al auto yo mismo bajaré por ti, ¿eso quieres? —Me lo dice con una voz llena de paciencia y amor y yo resoplo.

—Está bien... ya voy. — subo y aun medio molesta miro la ventana para no ver a Antwan, pero no arranca.

—Olvidaba lo caprichosa y terca que te ponías. — Lo miro y él se acerca, pero lo único que hace es ponerme el cinturón de seguridad, después toma mi mandíbula y me obliga a mirarlo. —Enójate todo lo que quieras, he visto todo lo que Lidia es capaz de hacer y no estoy dispuesto a perderte de nuevo, Luna. —Me da un beso rápido y arranca el auto. —Yo Antwan no manejo, pero parece que el profesor Davanny sí.

Yo hubiera seguido peleando pero sabía exactamente que Antwan tenía miedo de perderme, de niños siempre fue el más sobreprotector tanto conmigo como con Erick, pero ahora podía percibir que estaba un poco traumatizado por la situación, yo lo conozco desde siempre, y cuando falla en algo no saca de su mente aquel desastre.

—Antwan... te conozco, sé que esto te caló...— él maneja con cautela sin quitar la mirada de la carretera y no me mira, pero sí que me escucha. —Lidia es nuestra enemiga, y en algún punto tendré que enfrentarme a ella, todos lo haremos.

—Es que no lo entiendes...— dice casi susurrando y lo me acomodo de lado para mirarle.

— ¿Qué es lo que no entiendo?— él suspira y se detiene justo en la estrada del bosque, un lugar donde no hay nadie que nos mire ni nos interrumpa, apaga el coche y lo miro pensar para después mirarme.

—No sé por dónde empezar...

—Si quieres empieza por el final pero empieza.

—bien... todo comenzó cuando tu decidiste irte de nuestro hogar ¿recuerdas? en la casa donde tu madre te dejó de niña, cuando creciste y te fuiste yo me fui también, en mi caso quería encontrar a mi padre, oía maravillas de él en todos los mares pero jamás lo encontraba, hasta que un día seguí su rastro y lo encontré en Jamaica, él no podía creer que yo lo hubiera encontrado y me explicó la razón de su abandono a nuestra familia.—Le miro hablar y sé que le cuesta trabajo abrirse con cosas personales.—Yo le reclamé pero cuando me dijo los motivos... entendí todo, dejé de juzgarle y lo escuché.

— ¿Qué es lo que te dijo? —pregunto preocupada y él suspira de nuevo para sacar valor.

—Él me dijo que creía que era una bendición el que yo lo hubiera encontrado, ya que él ya estaba grande y tenía que buscar a alguien más que se hiciera cargo de todos sus diarios de navegación, los libros que había escrito y todas las cosas que había encontrado y descubierto en sus aventuras, verás... él me explicó que una vez navegó por "El mar del miedo" este es un lugar ubicado entre las Bahamas y la Bermuda, hay muchos mitos sobre ese lugar ya que muchos barcos se han perdido ahí, y cuando él entró se dio cuenta que no estaba en un cementerio de barcos... encontró una Isla y en esa Isla había un Bosque, él fue el único que bajó de su tripulación para no arriesgar a los demás, así que comenzó a explorar ¿y sabes qué pasó? Se perdió después de dar ¡tres pasos! Ahora ya no encontraba el fin de la Isla, tampoco parecía haber mar, solo era un bosque sin salida, él dice que corría, caminaba, gritaba y así pasaron tres días, hasta que... se encontró con varias personas, llevaban capuchas negras y parecían tener un fuerte, él se quiso esconder ya que le causaban desconfianza, pero fue muy tarde porque ellos lo vieron.

Todo es real: DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora