(SEGUNDA PARTE DE TODO ES REAL)
Todo se había venido abajo, y entre todo se encontraba el amor de su vida Antwan Lodwood, estando atrapada bajo el encantamiento de una poderosa hechicera, Luna Black tendrá que buscar la manera de hacer que todo re...
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—Siento mucho que Antwan se haya ido cuando lo necesitas más, —me dice Sol mientras me termino de cambiar y asiento aguantándome las ganas de llorar.
—Si yo hubiera estado en su lugar hubiera hecho exactamente lo mismo, y más con esto que se presentó. —digo refiriéndome al ser que crece dentro de mí y suspiro.
— ¿Con esto que se presentó? Luna es tu hijo, te conozco y sé que esto te afecta porque tú tenías planes de seguir como pirata en batallas siendo una loba del mar, pero no puedes pagarla con él, ¿entiendes?
—Sol no intento pagarla con él, esto es nuevo para mí, ayer no sabía que estaba aquí y de repente una hechicera que siente energías...
— ¡Vibraciones!...
— ¡Eso! Es lo mismo... de repente aparece la esposa del mago Merlín y me lo dice, no sé cuál de las dos cosas es menos probable, que me lo haya dicho la esposa de Merlín o que yo esté embarazada, ¡o peor aún! ¡Que sea descendiente de una diosa griega!— digo gritando alzando las manos al aire exasperada — y sobre todo de Atena, que me disculpen pero no tengo nada de diosa. — de repente alguien toca la puerta y me giro.
—Me alegro de que estés despierta. — me dice Inés y entra a la habitación con una carriola doble, me sonríe y yo sigo sin poder ocultar mi mal humor. —Sol, ¿te molesta dejarme a solas con tu amiga? Te prometo que no tardaré. —Sol asiente mirándome enojada y sale de la habitación. —veo que el ambiente se puso pesado, no quería escuchar su conversación pero fue casi imposible no hacerlo.
—Juro que no quiero pagarla con mi hijo, es solo que...
—sé perfectamente cómo te sientes, créeme... te comprendo más que nadie en este lugar.
— ¿ha sí? ¿Y por qué lo dices?— me dejo caer en la cama para taparme de nuevo y ella se acerca a mí con su carriola y se sienta a mi lado destapando lo que sea que haya ahí.
—Te presento a Daniel y Gema, ambos fueron concebidos en tiempos de guerra, — miro a ambos bebés y me llenan de ternura, los dos pelirrojos y blancos como su padre, tan llenos de paz y dormidos, como si al escuchar la voz de su madre supieran que todo está bien.
—Son hermosos, hace años que no veía a un bebé. — ella examina mi mirada y no habla, después Gema comienza a llorar al no oír su voz e Inés la carga y me sorprende poniéndola en mis brazos.
—Eso es, con esta mano sujeta su cabeza, y con esta otra rodeas su cuerpo, — me explica con ternura y siento la fragilidad de la pequeña, de inmediato para de llorar y duerme en mi regazo. — ¿lo ves? No es tan difícil, tienes ángel.
— ¿Cómo afrontaste el tiempo de tenerla en ti?— pregunto sin apartar la mirada del bebé e Inés asiente.
—Verás, el embarazo del gen minino es algo extraño...