(SEGUNDA PARTE DE TODO ES REAL)
Todo se había venido abajo, y entre todo se encontraba el amor de su vida Antwan Lodwood, estando atrapada bajo el encantamiento de una poderosa hechicera, Luna Black tendrá que buscar la manera de hacer que todo re...
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— ¡¿Pero Roberts que fue lo que hiciste?!— le pregunto mientras él saca la espada de Lidia.
—Este era el propósito ¿no? Asesinarla para que se detuviera. — me responde en calma y guarda su arma.
— ¿Cuál es el problema amor? Queríamos hacer esto...— me pregunta Antwan y yo no puedo creer lo que Roberts acaba de hacer.
—El problema es que era su madre— le explico y Antwan mira el brazo de Roberts con el lunar de flecha.
—No, ella no era mi madre... ella no me crio, la mujer que me educó murió hace mucho tiempo, Lidia no era nada para mí, así que no empiecen con culpas o sentimentalismos tontos, porque si yo no sentí nada al matarla... ustedes tampoco. —nos aclara frio y mira el báculo que logramos rescatar. —lo importante era esa cosa con poderes... angelicales o lo que sea, deben buscar un lugar donde esté a salvo y nadie lo pueda obtener tan fácil.
—creo que sé exactamente donde debería estar, sé que Merlín se encargará de él. — Le digo a Antwan y él asiente. —Déjame verlo...—estiro mi mano para que me lo preste y él acepta, pero cuando yo lo tengo en mis manos recibo una especie de visión, jalo aire de la impresión y ahora parece que no estoy con Antwan y con los demás, parece que estoy en el cielo, un cielo casi naranja... pero lo mejor es la paz absoluta que se puede respirar, cierro los ojos para relajarme más pero una voz llena todo el lugar y me pongo alerta, al abrir los ojos veo que a lo lejos un hombre con algo en la espalda se acerca lento, definitivamente alguien que no conozco, y cuando llega hasta a mí solo noto que es un anciano pero me quedo atónita al ver lo que cargaba en la espalda...
— ¿eso... eso que llevas en la espalda... son alas? —pregunto un poco descarada y las señalo.
—Sí, ahora llevan milenios sin volar, ya no son tan fuertes como cuando era joven—responde honesto y las mueve un poco. —Luna Black... es una suerte que el báculo llegara a tus manos, tienes energía divina y para mi fortuna... estás encinta. — en cuando le oigo nombrar a mi bebé me alejo unos cuantos pasos y él solo sonríe tranquilo.
—Mi plan no es herirte... o herirlo, quisiera contarte algo... cuando era joven y fuerte... mis alas se extendían por los cielos, mis ojos podían mirar como los seres humanos caían en las trampas de sus debilidades, yo... era la voz de su conciencia yo... los guiaba, y hoy... mi poder es bajo, y con mis últimas fuerzas de ángel me gustaría regalarle un don a tu hijo.
— ¿un don?
—sí... él tiene sangre divina y con mi don podrá ser un maravilloso ser... uno que ayude a las personas que ama y a su prójimo, no temas Luna Black...— el ángel camina hasta estar frente a mí y posa una de sus esqueléticas manos en mi vientre, entonces empieza a brillar... hasta que el ángel me mira más cansado que antes y veo que sus alas cuelgan sin fuerza.
—él... tendrá mi trabajo, un ser de... luz...—susurra y de desintegra en forma de miles de plumas al viento.
— ¡Espera! ¿Eso qué significa? —pregunto llena de dudas pero él ya no está...