-MIS NOCHES DE TORMENTO-

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Yo sabía que acababa de cometer un gran error, el ocultarle las cosas a Antwan no estuvo bien y estaba totalmente decidida a no mentirle, así que después de aprender mi lección él tomó mi mano de nuevo, la besó y luego me besó también y me llevó a dentro, mis padres habían dejado una pequeña nota en la mesa.

Leo la nota para Antwan y él asiente, después con un gesto le pido que me siga y él solo camina hacia mí al tiempo en el que abro mi habitación

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Leo la nota para Antwan y él asiente, después con un gesto le pido que me siga y él solo camina hacia mí al tiempo en el que abro mi habitación.

—Cuando era niña mi mamá dejaba notas así en donde vivíamos, es una pequeña manía que tiene.

—Y es totalmente adorable, —me dice observándome prender la luz y me lleno de nostalgia, él por supuesto se da cuenta. — ¿Le tienes cariño a esta realidad?— le oigo preguntarme y yo continuo viendo mi habitación un poco apagada llena de rarezas que yo coleccionaba pensando que esta era mi realidad.

—Es un sentimiento extraño, a pesar de que no estuve tanto tiempo aquí... es como si también perteneciera a este plano, ¡Mira esto! Este cd es de un hombre llamado Beethoven, su música es maravillosa y su vida... ¡apasionante! ¿Cómo puedo conocerlo si no es de nuestra época? Es como si hubieran plantado todos estos recuerdos en mi cerebro, pero también sé que soy una mujer pirata, amo el océano... no tanto como a ti, claro. —Me sonríe con la sonrisa más hermosa que puede existir y se acerca a mí, me quita el cd de las manos y lo deja en mi escritorio.

—Mi dulce amor... solo deja de atormentarte, date cuenta; ya sea pasado o futuro... estoy aquí abrazándote, y tú estás frente a mi mirándome con esos hermosos ojos que me vuelven loco, mi Luna... una vez dije que eras la luz que iluminaba mis noches de tormento, pero también quiero aprender a guiarte, quiero estar para ti, en todo lo que necesites.—Pronuncia cada palabra como si su vida dependiera de ello, yo observo cada rasgo, cada cicatriz de su rostro... todas ellas hechas en batalla, todas cuentan una historia de su valentía, y caigo en cuenta de que él es el pirata perfecto, le sonrío y me acerco como si fuera a contarle un secreto.

—Te necesito ahora... ahí en mi cama y tú sobre mí...— le susurro y él sonríe burlón dejando ver toda su perfecta dentadura, después aparece un extraño brillo en sus ojos, me pide que me acerque de igual forma y me susurra.

—Eres una chica mala... jamás pensé que me pidieras hacerte el amor mientras tus padres están en la misma casa, es un riesgo muy grande, ¿estás completamente segura Black?— pregunta abrazándome con aire seductor y me devora con la mirada.

—Pues... si quieres podemos ir al bosque y despertar a todos los animales. —Antwan se ríe y asiente.

—O podríamos esperar la luna de miel...

— ¡Antwan! Deja de ser tan correcto... eso hubieras pensado antes de hacerme tuya en aquella casa de campaña, ahora ya es muy tarde para que seas el yerno perfecto de mi padre. —él se ríe divertido y sin pensarlo dos beses me carga y me deja en mi cama.

—Tienes razón, ¿desde cuándo tengo que pedir permiso para hacerte el amor?— pregunta poniéndose de pie frente a mi cama y se quita la camisa blanca dejando ver también algunas cicatrices que tiene en su pecho, en su dorado y bien formado abdomen, yo lo miro atónita, me parece tan perfecto e irreal que no puedo creer que todo ese pirata sea mío y que lo será por siempre, su altura me fascina, sus ojos que me miran deseosos me dominan, sus brazos largos que me envuelven sin problema me llenan de calor, y ese pequeño gesto de deseo cuando se muerde el labio inferior solo cuando me mira... me vuelve loca. Lo miro desabrocharse el pantalón y después se sube a la cama conmigo. —Le diré algo señorita Luna... me tomaré el atrevimiento de desnudarla a sabiendas de que sus padres están en la habitación continua, así que le suplico; no, le imploro que a partir de este instante debe contener todos y cada uno de los gemidos que le voy a provocar, a no ser que quiera que nos descubran, no lo sé... pondría en peligro mi puesto como profesor en la Universidad, ¡imagínese! Que escandalo... el profesor Davanny se acuesta con hermosas señoritas. —me logra sacar una risa con ese tono de voz correcto de profesor que tenía antes y después comienza a besarme y al mismo tiempo desabrocha los botones de la camisa que tengo, cuando termina la arroja y con sus manos grandes y ásperas juega con la piel sensible de mi cuello pasando sus dedos por mi pecho bajando hasta el ombligo y desabrochando mi pantalón, se toma su tiempo, retrocede un poco y baja mi pantalón lento al mismo tiempo que sus manos raspan deliciosamente la piel de mis piernas, lo arroja de igual manera y me mira... me tiende su mano para sentarme y se acerca a mi rodeándome con sus brazos para desabrochar mi sostén, lo sostengo antes de que caiga y Antwan deja un delicioso beso y excitante gruñido que eriza toda mi piel, me empuja ligeramente para que me acueste de nuevo y comienza a bajar mis bragas, estas si un poco más rápido, con suma delicadeza abre mis piernas y se posiciona en medio de ellas, toma el sostén que aún yo sostenía y me lo quita despacio y juguetonamente se lo pone de bufanda haciéndome reír.—Admitámoslo, me queda mejor.—sonríe arrojando este último y se aventura a mis labios, noto que él no puede aguantar más y siento me llena de él, un gemido a punto de salir nos amenaza y de inmediato él tapa mi boca con una de sus manos, lo siento moverse lento y luego aumentar la velocidad, en algunas ocasiones sumerge su cabeza en mi cuello y muerde mis hombros para ahogar sus gruñidos de placer.

Después de varios desvaríos, susurros, araños, besos y un poco de sudor... él se deja caer extasiado a mi lado, me jala y me acomodo sobre su pecho intentado recobrar todos mis sentidos, sentimos que nuestros corazones están a punto de estallar, nos miramos aun intentando controlar nuestras respiraciones y dejando varios pesos en su pecho él por fin abre la boca.

—Antes muerto que dejar que Roberts se quede con esto... tú me perteneces Luna Black nunca lo olvides, una vez mía... siempre mía y así será por la eternidad, yo soy peor que Bartholomew... no me obligues a buscarte por todo el océano porque lo pongo de cabeza con tal de encontrarte.

 no me obligues a buscarte por todo el océano porque lo pongo de cabeza con tal de encontrarte

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Todo es real: DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora