Preparaciones

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Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío (y).

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Durante los siguientes días en La Madriguera, Cassandra se sintió en la mitad de un enorme torbellino. En la mitad de un completo caos del que todos habían sido parte, ninguno muy contento, pero nadie dispuesto a decir una palabra de queja. No cuando Molly se veía lista para cometer asesinato con el primero que alzara la voz.

De hecho, no habían sido más de dos días, pero se habían sentido como semanas de trabajo intenso, donde La Madriguera se había transformado por completo.

Ya no era el dulce hogar de la familia Weasley que la había acogido como otra más del clan, para sorpresa de Cassandra que en secreto aún esperaba que la echaran en cualquier momento.

No, ahora era una sede de regimiento militar, donde todos los cadetes corrían apresurados, preparando la boda de la hijita pequeña del Teniente en Jefe. Sólo que el Teniente en Jefe no era un hombre enorme y malvado, sino una mujer bajita y pelirroja. Y la hijita pequeña no era otro, sino Bill Weasley.

Molly se había encargado de que absolutamente todos estuviesen ocupados con algo, sobretodo cierto señor de cabello oscuro y cicatriz de rayo, un caballero pelirrojo perdidamente enamorado de una bruja brillante de pelo castaño y la bruja castaña en cuestión.

Para nadie había pasado inadvertido los intentos de Molly por mantener al trío lo más alejado posible, en lo que Cassandra creía era un pobre intento por evitar lo inevitable.

Cada vez que las cabezas de los tres chicos se acercaban a menos de medio metro, Molly sacaba de la manga algo pendiente que hacer; algo que, en sus palabras, era una tarea muy importante, casi de vida o muerte, pero que a oídos de todo el resto sonaba como algo increíblemente idiota.

En defensa de Molly, Cassandra debía decir que la mujer estaba desesperada. De otro modo no habría enviado a Ron a embellecer a los animales de granja.

El tener que manejar todo estaba haciendo estragos con los nervios de Molly, eso estaba clarísimo. Entendiendo "manejar" como gritar órdenes a los peones, para que la boda de Bill fuera la boda más hermosa que hubiese sucedido nunca, y si a eso se le sumaba la preocupación por su hijo menor y por Harry, que por lo que Cassandra entendía, era como un hijo adoptivo…bueno, Cassandra veía venir las crisis de pánico.

Cassandra sabía que era una muy mala comparación, pero a su madre le pasaba lo mismo cuando tenía que recibir a algún personaje importante dentro del círculo de Mortífagos. Corría como loca, le gritaba a todo el mundo, se preocupaba de detalles de los que hasta Merlín no poseía conocimiento hasta que ella lo notaba.

Una vez Cassandra la vio arrancándose el cabello y llorando como niña porque Tinkie, su elfina doméstica, había elegido una alfombra color rojo oscuro y no verde y plateado para recibir a los Malfoy. A los 15 años, Cassandra había conocido el pánico cuando vio en los ojos de su madre las intenciones asesinas que tenía para la elfina doméstica. Había saltado frente a Tinkie y le había dicho a su madre que había elegido bien el color, que el verde y los detalles plateados, representado a sus antepasados sangre pura, no merecían estar bajo las suelas sucias de los zapatos de una familia tan importante como los Malfoys.

Había sido una mentira grandota como su trasero, pero Tinkie había escapado con vida y ella con nada más que un mechón de pelo menos, cuando su madre aceptó su opinión, pero de todas formas la había tomado por el cabello y lanzado en dirección a la escalera, hacia su habitación. Su discurso había sido lindo, pero claramente Cassandra no era digna de estar en presencia de magos tan magnánimos como Lucius Malfoy y su esposa.

Ovejas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora