Todo saldrá bien

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Disclaimer: Si leen algo y les parece familiar, no es mío (y).

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7 de Agosto de 1997, Broom Road, Londres

Nynphadora Tonks estaba sentada a los pies la cama matrimonial que habían comprado ella y su marido hace tan sólo una semana. Los pies firmes en el suelo, los brazos cruzados sobre su pecho.

Cuando la habían comprado, Tonks había pensado en darle un buen uso lo antes posible. Pero parecía ser que lo único que lograban hacer era discutir.

El marido en cuestión, Remus Lupin, paseaba frente a ella, de un lado al otro de la habitación, viéndose como un animal enjaulado.

–Sabías que volvería, Remus. –le dijo Tonks, intentando meter un poco de sentido de común en el cerebro de su esposo, pero el hombre no interrumpió su ir y venir –Sabías que no me quedaría más que un par de días con mis padres y que volvería. Me conoces mejor que eso. No estoy acostumbrada a huir de mis problemas y definitivamente no pienso permitir que te alejes de mí. Consideres o no que yo sea un problema. O nuestro futuro hijo o hija.

Remus se detuvo dándole la espalda al escuchar las últimas palabras de su efusivo discurso. Se quedó así un segundo, antes de girarse para verla, viéndose más desesperado y agotado de lo que Tonks lo había visto en mucho tiempo. Había pasado muy poco desde la última luna llena y claramente aún estaba en proceso de recuperar sus fuerzas. Aunque claramente ese no era el único problema.

–Te pedí que te quedaras ahí, que por favor no te movieras, que lo hicieras por mí…

–Y me quedé ahí por unos días, Remus. Seis largos días. Y definitivamente lo hice por ti, porque si hubiese sido por mí, no habría estado ahí por más de dos horas.

–Estabas segura ahí, Dora. Estabas segura.

–¿De quién? ¿De ti? Claramente no hablarás de los mortífagos, ¿o sí? ¿O debo recordarte que mientras defendíamos terreno en la casa de Molly y Arthur mis padres estaban siendo torturados, en la misma casa donde insistes que estaré más segura? –preguntó Tonks, con voz más dura de lo que pretendía. No quería presionarlo, pero tenía que hacerlo entender. Necesitaba que entendiera. –Si me preguntas a mí, me siento mucho más segura contigo a mi lado, Remus. Y estoy mucho más tranquila sabiendo que a mis padres no los molestarán de más porque estoy yo allá. Mi lugar es a tu lado. Y el tuyo es a  lado. A nuestro lado.

Remus dio un pequeño salto ante la palabra "nuestro", antes de volver a su paseo.

Cuando Tonks había llegado a su casa, había esperado que Remus no reaccionara tan bien con la noticia, pero aquello era demasiado.

Apenas habían podido salir de La Madriguera, ella y Remus se habían dirigido a toda velocidad hacia su casa. La de ambos, recientemente adquirida. Luego Remus le había pedido que por favor se quedara con sus padres, mientras él contactaba a Harry. Luego el "mientras contacto a Harry" se había transformado en un "quédate ahí indefinidamente".

Tonks no le había dicho nada, decidida a darle un par de días de espacio, pues al parecer los últimos eventos, sumado a la incipiente luna llena estaban transformándose en más de lo que su marido podía manejar. No quería presionarlo cuando claramente ya estaba bajo tanta presión, así que se fue a quedar donde sus padres, pensando que algunos días de descanso no le harían mal. Ya podrían arreglárselas sin ella en el Ministerio. No que tuviese muchas ganas de ir al trabajo de todas formas, no ahora que tenía que responder a superiores nuevos. Magos oscuros disfrazados.

Luego de dormir cerca de 20 horas en su antigua habitación, Tonks le había comentado a su madre que últimamente se había sentido más cansada de lo normal, lo que era un pensamiento desalentador, pues la guerra no parecía estar cerca de terminar. Si estaba cansada ahora, qué le esperaba para el futuro.

Ovejas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora