La Universidad.

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—¡Joder! —maldije en un grito, atrayendo así la atención de todos a mi alrededor. Había aplastado mi pie al dejar caer por accidente mi equipaje en éste, y bueno, dolía—. Lo siento... —me disculpé en un susurro avergonzado, aunque realmente no lo sentía.

Joder, cuánto odio los aeropuertos.

Lo peor de todo es que estoy totalmente sola, y viajar sola es estresante. Ni siquiera sé cómo mierda voy a llegar a la universidad (COSA QUE YA ME TIENE DE LOS JODIDOS NERVIOS, NO AÑADAN MÁS COSAS, POR FAVOR). Los aeropuertos en general son lugares que podrían aplicar fácilmente a la definición del diccionario de la palabra «estrés».

Los aeropuertos son la jodida palabra «estrés» en su máximo esplendor y expresión posibles.
Fight me.

Bueno, Tiff. Dejemos los improvistos típicos de los viajes y concentrémonos en contratar un transporte que nos lleve a la universidad. A tu consciencia y a tu cuerpo. Sí.

Universidad.

Jo-der. ¿En qué minuto crecí tanto? Siento que hace dos días estaba yendo a mi primer día de clases de primero de primaria (obviamente, muerta de miedo); y ahora estoy sola en medio de una nueva ciudad en la cual sólo conozco a Soo (que se supone llegó hace dos días) y a Siwon, mi novio de secundaria. Porque, sí, quedé con mi amado novio y mi amada mejor amiga de toda la infancia en la universidad.

Y eso es la definición de suerte en su máximo esplendor, oh sí.

Estoy, dentro de todo, tranquila: compartiré habitación con Soo y tendré a Siwon cerca todo el tiempo. Eso es bueno.

Lo es. Oh, sí que lo es.

~ • ~

El campus es bastante grande, no decepciona en lo absoluto.

Estaba bajando todo el equipaje del gran transporte del aeropuerto cuando sentí un abrazo por detrás que me hizo saltar y chillar por los aires.

Mientras gritaba mi diccionario de maldiciones gitanas y agitaba los brazos en el aire, la risa detrás mío se intensificaba.

Y la reconocí.

—¡Sooyoung! —chillé con fingido enfado, aunque mis risas terminaron por delatarme. Me di la vuelta para encontrar a mi mejor amiga durante los últimos diez años partiéndose de la risa.

—¡Bienvenida a tu vida universitaria! —exclamó entre risas, extendiendo los brazos.

Me eché a reír y compartimos un abrazo antes de recoger mi equipaje. Soo me iba dando un pequeño tour express de los lugares del campus por el que caminábamos; me indicaba dónde quedaban las facultades de humanidades, las científicas, los bloques de dormitorios, la canchas deportivas, la biblioteca, la cafetería, etc. Claramente no pasamos por absolutamente todos los lugres, pero me daba indicaciones rápidas y eficaces de a dónde ir o qué cosas me podrían ayudar para orientarme.

Hasta que llegamos a la zona central del campus; la zona en donde te registras y todo eso. Soo me guio a unos puestos en donde una señora igual a la de «¿Hiciste tu papeleo anoche, Mike Wazowski?» me esperaba para hacer, bueno, papeleos.

Una vez llevados a cabo todos los procesos de registro y comprobaciones de identidad, teníamos que ir a la habitación a dejar el equipaje y así poder ir a planificar mi horario e inscribirme durante estas semanas a clubes o actividades extra programáticas y tal, por lo que Soo, mi gran guía turística del campus, me guio hasta el bloque de dormitorios de chicas. No podíamos parar de hablar.

—Bueno, esta es tu habitación —indicó Sooyung, tendiéndome la llave que la señora de «¿Hiciste tu papeleo anoche, Mike Wazowski?» nos había entregado antes. De la llave colgaba un pequeño llavero con una placa dorada que tenía un gran 3827 en negro, exactamente igual a la placa dorada en la puerta de madera enfrente nuestro.

Compañeras de PisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora