Fin de Clases.

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Las cambiantes luces del lugar y el incesante ruido hacían que Taeyeon se sintiera agobiada.

La chica comenzaba a temer que un dolor de cabeza y/u oídos apareciera por los factores recién mencionados.

El hecho de que estuviese repleto de gente le angustiaba.

Y el hecho de que casi no hubiera oxígeno producto del encierro del lugar y los cigarrillos por doquier, producía que unas (casi) incontrolables ganas de salir corriendo de ahí se apoderaran de ella.

Pero se lo había prometido a Tiffany.

No iba a salir corriendo de allí.

Sabía que era relativamente importante para ella, por lo que estaba consciente de que no podía posponerlo más. Sus excusas de exámenes y estudios se habían acabado, ya que se encontraban al término del año. Le impresionaba y sobrecogía un poco la rapidez con la que el tiempo pasaba, y como era incapaz de percibirlo a causa de su inmersión en la rutina y su persistencia en el estudio. La rubia era capaz de jurar que ayer se encontraba a principios de abril, con veinte años recién cumplidos e incesantes preocupaciones sobre el fantasma de su expareja, que la perseguía día tras día, abrumándola; cuando en realidad se hallaba a fin de año, en la primera semana de junio, feliz junto a Tiffany, descansando de sus exigencias académicas durante esa clásica semana final, en donde no se hacía prácticamente nada, ya que el huracán de exámenes finales y proyectos de última hora habían cesado; por lo que ese viernes en la noche, Taeyeon se vio obligada a finalmente acceder a ir a una discoteca junto con Tiffany y sus amigas cercanas a bailar.

Algo así como ir de fiesta.

Taeyeon estaba nerviosa. Realmente muy nerviosa.

Jamás en su vida había ido a una discotec, ni tampoco se había ido de fiesta.

Le atemorizaba no ser lo suficientemente buena para bailar con su novia; le daba miedo que Tiffany se emborrachara y le hicieran algo, o que no pudiera manejarla por eso mismo. Que algo malo le pasara... Le aterraba la idea de que pudieran juzgarlas, o incluso violentarlas, por el hecho de que eran dos chicas que obviamente eran más que amigas. Y por alguna razón, sentía pavor al reparar cada vez más en la cantidad de gente que había allí. Tampoco se le era dificultoso saber que le abrumaba mucho el olor asqueroso entre sudor, alcohol, cigarro, pipí y falta de oxígeno, entre otras cosas que era incapaz de identificar, pero que precisamente bien, no olían.

Suspiró al observar detenidamente su entorno, preguntándose por qué había aceptado salir.

Habían demasiadas cosas que le daban miedo. Se generaban demasiados escenarios imaginarios en su mente, todos culminados en finales catastróficos que eran coronados por su imborrable pesadilla: tener que irse nuevamente del lugar en donde se instaló, el lugar donde finalmente estaba comenzando a confiar en la gente a su alrededor... y tener que iniciar una nueva vida, totalmente sola, otra vez.

Taeyeon estaba más cómoda cuando Tiffany se iba de fiesta sólo con sus amigas, sin ella.

Realmente, la rubia no tenía demasiadas inseguridades en cuanto a las posibles infidelidades que un escenario así podrían concebir; porque en ese sentido confiaba plenamente en su pareja. Se despedía de ella con un beso en la boca y deseándole que la pasara bien, pero que se cuidase de no tomar demasiado.

Y después ella se quedaba sola y se entretenía de alguna forma. A veces salía con Yoong a algún lugar o estudiaba. Otras veces se iba con sus amigos a ver nuevos capítulos de Star Trek y hacer teorías, o se tomaba su tiempo para investigar sobre cosas que le interesaban en la soledad de la biblioteca, con la gran compañía de sus cuadernos, bolígrafos y audífonos. Dios, cómo adoraba indagar como un ratón en la biblioteca sobre temas de su interés...

Compañeras de PisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora