El Beso

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El primer día de febrero amaneció frío, sin dar señales de cambios en las estaciones. A pesar de ser friolenta, había una parte de mí que disfrutaba el invierno, siendo que el verano era mi época favorita.

Taeyeon no estaba por ninguna parte, por lo que supuse que se encontraba en clase o dando alguno de esos recados que siempre tenía que dar. No me había atrevido a preguntar de quién son o para qué eran.

A pesar de morir de la curiosidad, desistí en investigar a Taeyeon en general. Me limitaba a hacer la vista gorda de su ocultismo y concentrarme solo en los lindos momentos que cada vez compartíamos más en conjunto.

Ese día, por mi parte, tenía pocas clases, pero decidí asistir igualmente; había una parte de mí a la que también le gustaba ir, además de que una chica me había pedido ayuda la clase anterior. Se veía tan aliviada de por fin entender, que le prometí ir a la siguiente clase a ayudarla otra vez. Su nombre era Yeri. Era bastante agradable, la verdad.

A este punto, era ya parte de mi rutina diaria pensar en Taeyeon. No era algo que me atormentara o quisiera negar como antes, pero estaba empezando a pensar en cómo rayos iba a plantearle a Soo todo esto, la atracción que sentía por Taeyeon, porque era un hecho que existía y era muy potente. Ella es mi mejor amiga y en algún minuto debe saberlo.

Aún así, apenas terminaron mis clases, aproveché de estar entendiendo el tema enseñado por el profesor, y añadiendo que no habían exámenes de por medio, decidí irme a buscar a Soo, sin encontrarla por ningún lado. Tampoco atendía mis mensajes, por lo que supuse que estaba en alguna clase electiva.

Recordé de golpe que me había comentado que le gustaría tomar alguna, sintiendo especial interés por la de pintura. Desconocía si estaba enfocada en témpera, acrílica, o alguna otra técnica específica‍. Lo que sabía es que había decidido hacerlo porque quería darle un nuevo enfoque a su segundo semestre.

Ni siquiera me molesté en buscar a Yoona o Yuri, ya que sabía perfectamente que se encontraban en clases; Baekhyun y Chanyeol probablemente se encontraban en prácticas de fútbol, y tampoco sentía especial ánimo de estar con ellos. Ese día en específico, no tenía ganas de salir con mis compañeras como Bora, por ejemplo. Mi lado introvertido volvió a actuar sobre mí, terminando en yo dirigiéndome a la habitación: La Tiff Cueva.

El apodo no apestaba tanto. Quizás sería la próxima Batman... o... Batwoman, supongo.

Aparté de mi mente mis dispersas reflexiones para concentrarme en mi plan: hacer la tarea y en una hora ir a buscar de nuevo a Soo cuando su clase haya finalizado.

Hice todos mis deberes en un lapso de tiempo de más o menos quince minutos. La tentación me venció y terminé viendo un capítulo de mi serie favorita por definición: Pretty Little Liars.

La había visto tantas veces que sabía que el capítulo de la casa de muñecas se aproximaba. Sentía muchas ganas de saber qué opinaría Tae. Siendo uno de mis capítulos favoritos, quería saber qué pensaría, además de morir por ver y reír durante horas por las expresiones que se dibujarían en su rostro mientras lo viésemos, obviamente, juntas.

Estaba a mitad de capítulo cuando una sonriente Taeyeon entró por la puerta.

Y bueno, el capítulo dejó de importar.

Apague el televisor, viendo cómo se sentaba a mi lado.

—¿Qué crees? —proclamó ella sin poder ocultar su sonrisa.

—¿Qué cosa? —pregunté, sintiendo cómo su felicidad se me contagiaba, como siempre que la veía.

—He estado hablado con Sooyoung últimamente... —murmuró sugerente—. Y me contó un montón de cosas sobre ti que no sabía en lo absoluto —me informó riendo, como si fuera lo más divertido del mundo, haciendo que el pánico recorriera todo mi ser.

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