Cicatrices

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No sabía cuántos días llevaba despertando con el tono de la alarma de Taeyeon, pero igual un día de estos le pegaba un buen puñetazo a su móvil a ver si así se callaba.

La sentí moverse al lado mío, antes de tomar un pequeño suspiro para incorporarse y levantarse de la cama. Aún así enojada y todo por mi forzado despertar, me entristecí por dejar de sentir su calor a mi lado, y me dio ternura cómo se las arregló para salir de la cama sin molestarme.

Inmediatamente, apagó su alarma con los ojos todavía entrecerrados y el pelo enmarañado, y buscó sus lentes en la mesita de luz para ponerselos.

Todavía adormilada, vi cómo se dirigía a la puerta de nuestra habitación, probablemente rumbo al baño.

Un pequeño calorcito llenó mi pecho.

Nunca me iba a cansar de despertar todos los días junto a ella.

~ • ~

Caminar nuevamente por los pasillos de la universidad me traía alegría y nostalgia a la vez. Me gustaba estar de vuelta, y al mismo tiempo recordaba con algo de conmoción mis primeras semanas en ese lugar justo hace un año atrás.

No conocer a nadie, estar nerviosa para saber si me las iba a poder arreglar en esa nueva etapa, manejar bien el dinero, dividir bien mi tiempo entre amigos y clases.

Esas fiestas. Taeyeon haciéndome un té. Mi frustración al ver cómo se ausentaba tanto y se me era imposible conocerla.

Entré al salón de clases y vi el escritorio del profesor de cálculo a la distancia.

Sonreí para mis adentros.

Si ese hombre pudiera leer los pensamientos, probablemente me habría echado de su clase sin siquiera haber acabado el primer semestre.

Y si me hubiera aguantado hasta entonces, probablemente me habría expulsado durante el segundo semestre, en mis primeros meses de relación, en donde lo único que hacía durante su clase era pensar en Taeyeon y dibujar cosas en los bordes de mis apuntes.

Me daba algo de risa cómo la mayoría de mis pensamientos hacia Taeyeon por alguna razón siempre eran durante cálculo. ¿Por que no habían sido, no sé, en administración? ¿O estadísticas? O en una mezcla más balanceada de todas las clases. Un poco de cálculo, matemática, contabilidad, marketing, negocios...

Me senté en una de las butacas y me instalé. Poco después vi a Bora y Yeri aproximarse a mí y les sonreí y hablé mientras se sentaban a mi lado. Me gustaba tenerlas cerca. Vi a mi alrededor cómo un par de rostros que solía ver el año pasado ya no estaban; personas que habían descubierto que la ingeniería comercial no era lo suyo. O al contrario, nuevas caras. Quizás personas que estaban repitiendo ese curso de cálculo en específico o personas de otras carreras con las cuales compartía esta clase sin saberlo.

Hice planes con Yeri y Boa para salir con ellas porque no las veía hace mucho y comenzamos a actualizarnos y hablar de nuestras vidas hasta que el profesor entró.

Todos nos callamos.

Sabíamos que su clase había comenzado.

Una pequeña sonrisa tiró de la comisura de mis labios al ver como dejaba su computadora sobre la mesa y conectaba el USB a esta, proyectando el esquema y el temario del año en la pizarra detrás suyo.

¿Quién iba a pensar que, en el fondo, lo había extrañado?

~ • ~

Estaba checando bien que estuviera en el ala correcta de la universidad y no en la punta opuesta. Ya entendía por qué habían personas que se movilizaban en longboards o cruisers por el campus con el tamaño que tenía si se recorría de punta a punta.

Compañeras de PisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora