Abrazos y Cariños.

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Sooyoung y Yoona vinieron a nuestro lugar a una noche de películas.

Taeyeon seguía estudiando, y yo no había tenido el valor de hablar con ella después de lo que hice.

No sabía ni cómo me sentía después de eso.

En todo caso, cuando salí de mi habitación a recibir a las chicas, Taeyeon seguía concentrada en sus estudios, por lo que el alivio me invadió al no tener que enfrentarla; ni yo me tenía una explicación a lo que hice.

Las horas pasaban, y las películas, comida y cotilleos avanzaban, mientras que paralelamente, Taeyeon seguía estudiando en la mesa como si nada.

Iban a ser, si es que no lo eran, las 12 y nosotras seguíamos viendo películas con las luces prendidas, riéndonos sobre bobadas y cotilleando sobre tonterías. Yo me encontraba sentada en el extremo izquierdo (mi izquierda, me refiero) del sofá, Sooyoung se encontraba en el centro, y Yoona al extremo derecho.

Yo pretendía mirar con atención la película, aunque mi cabeza no dejaba de pensar en lo sucedido con Taeyeon antes. La manera en que me miró, la manera en que me sentí.

De repente, sentí un par de suaves risas a mi lado, sacándome de mi nube de reflexiones en la que tan sumergida estaba. Miré donde provenían las risillas y vi que Sooyoung le tocaba con suavidad el brazo a Yoona, que giró su atención hacia mi mejor amiga, quien, con una pequeña sonrisa dirigió su mirada a la mesa, donde Taeyeon debería estar estudiando, porque era lo único que llevaba haciendo durante los últimos días.

La rubia se encontraba sentada a medio apoyar contra el respaldo, cabeceando hacia adelante con los ojos entrecerrados. La estrellita seguía pegada a su frente.

Era una imagen sinceramente adorable.

Yoona se levantó sin dejar de sonreír, parecía divertida, incluso. Con cautela, se dirigió a donde estaba Taeyeon, y una vez la alcanzó, se inclinó un poco hacia ella antes de tocar su espalda con suavidad.

—TaeTae —susurró. Casi no podía escuchar.

Taeyeon despertó de golpe, se había sobresaltado. Intuía que estaba desorientada.

—Estás muy cansada —prosiguió Yoona en una afirmación, acariciando en círculos la espalda de su amiga—. Qué tal si te tomas cinco minutitos de descanso conmigo y las chicas —propuso con dulzura, sin abandonar su bajo tono de voz.

Taeyeon parpadeó un par de veces, antes de negar con dificultad, probablemente en contra de su voluntad. Vi que balbuceaba cosas que no pude entender.

Yoona no detuvo las caricias en su espalda—. Vamos, son sólo cinco minutos, Taeng. Sólo cinco minutitos, TaeTae.

TaeTae.

Me gusta ese apodo.

Es increíblemente lindo.

Ella alzó la vista dubitativa, contemplando a Yoona, visiblemente somnolienta y desorientada. Sentí ganas de abrazarla.

—¿Sólo cinco minutos? —preguntó en un murmullo con pesadez, incluso con un atisbo de ternura.

—Sólo cinco minutos. —Yoona confirmó, sonriendo con dulzura.

Acto seguido, tomó la mano de Tae, y con suavidad tiró de ella hasta traerla al sofá. Yoona se sentó, dejando un espacio a su derecha, en donde Taeyeon se sentó. Inmediatamente, se giró y recostó su cabeza en el hombro de Yoona con total confianza, enroscándose a ella como un gatito.

Y cayó dormida.

Yoona rio con suavidad y acarició un poco la espalda de su amiga.

—¿Me alcanzas la manta, por favor? —le pidió a Soo en un susurro, que contemplaba a Taeyeon caer dormida, al igual que yo.

Compañeras de PisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora