Capítulo 8

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Nadie se sorprende cuando la profesora que nos orienta en caza determina que estamos listos para nuestra primera prueba del año. Al parecer esta profesora es así, todas las semanas hay pruebas, no importa si llueve, truena o relampaguea.

— ¡Vamos, Rowclay! Permanece con tu grupo —miro a la mujer de ojos color miel—. Busca. Tu. Grupo. Rowclay —vocifera lentamente avergonzándome.

Le muestro mi pulgar y corro hacia el trozo de bosque preparado para este tipo de pruebas. Mi corazón late demasiado, estoy nerviosa, mi grupo me abandonó desde el momento en que me designaron a ellos. La profesora al percatarse de mi cercanía con Wanda y su círculo íntimo me alejó de ellos, no me importa, tratar con gente nueva no lo considero malo, pero en el grupo que me metió creo que todos me odian. Ellos hicieron planes sin consultarme o incluirme, luego corrieron y me dejaron.

Saben que soy su eslabón débil.

¡Al diablo!

Me encargaré yo misma de esto.

Se supone que debemos encontrar a un compañero nuestro. Kyle. Él está escondido en algún lugar, el desafío es que no nos dieron nada para olfatear su olor, porque según la profesora: "Todos ustedes ven clases juntos cada día. Como seres mágicos deben saber archivar los olores de las personas que los rodean en sus memorias. Aprendan a ser cazadores porque aunque no quieran, si no eres cazador en este mundo, entonces serás cazado".

Bastante motivacional.

Me muevo por el bosque, hay demasiados olores mezclados, busco, veo a mi alrededor.

No tiene sentido, no sé dónde estoy y ni siquiera puedo escuchar o detectar a mi equipo. Todo lo que puedo percibir son un montón de olores, eso sí tiene sentido, esta prueba es para probar tu olfato.

Mi olfato...

Aquí en este lugar usar cualquier sentido que no sea mi olfato resultara inútil. Yo tengo que...cerrar mis ojos.

Lo hago.

Olfateo.

Hay tantos olores, es horrible, huele a bosque, agua, camisetas sucias, queso, productos químicos y perfumes. Reconozco uno en particular, el de olor dulce que se roció Josías en el salón de historia. Lo recuerdo porque yo estaba sentada frente a él y cuando voltee para quejarme pude ver las varias partículas de agua yendo hacia él y...la persona detrás de él.

Kyle. Él se quejó, él no usa perfume porque detesta que los olores se adhieran a su piel. Eso fue lo que dijo además de muchas quejas más, pero eso no importa.

Ahora tengo un rastro.

Quizás me equivoco, pero no pierdo nada intentándolo.

Entre todos los olores me aferro al del perfume de Josías. Quiero creer que el grupo de los estudias con los demás estudiantes están lo suficientemente lejos como para no estar rastreando al mismo Josías.

Dioses, no quiero equivocarme.

Mi camino se hace difícil porque tengo que pasar por encima de troncos caídos, pisos irregulares, cambios de viento. Todo eso mientras corro. Tengo que correr porque no hay mucho tiempo, eso nos dijo la profesora: "Nunca hay tiempo. Siempre es una hora tarde, así que muévanse, rápido". Intento memorizar cada una de las técnicas que nos dio para conservar el rastro y utilizarlas.

En algún momento mientras corro un estúpido árbol se atraviesa en mi camino y termina por tumbarme al suelo produciendo un sonido. Sostengo mi nariz adolorida.

— Maldición —mascullo.

Mi olfato se ve inundado por el olor a sangre, mi sangre.

Golpeo el suelo molesta y otro sonido es producido.

Los Mestizos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora