Capítulo 29 parte 2

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Maratón 3/4 "Zachcarías Losher"

Si alguna vez escuchas su nombre cubre tus oídos, porque aquel que es débil y lo escucha querrá seguirlo. Sus palabras pueden envolverte y dominarte. Su espíritu misterioso y seductor te atrapara. Te cuidado si escuchas su nombre, es mejor que corras y te escondas, no intentes enfrentarlo, porque aquel que lo hace probará el fuego que consumirá su vida.

Zachcarías Losher probablemente nació de las entrañas de la muerte, nadie lo sabe con exactitud. Algunos dicen que si miras sus ojos lo suficiente, verás en ellos como fue su creación. No vale la pena intentarlo, nadie ha vivido lo suficiente para comprobarlo.

Boyd continúa hablando, pero no parece él, es como si de un robot se tratase. Un robot con el rostro pálido demacrado y los labios agrietados.

— Toda mi vida escuché de él. Ninguna familia de brujos podía vivir en una comunidad, porque donde había magia, él iba y la consumía —Boyd se estremece—. Yo...no recuerdo muy bien, él tomó mis recuerdos, pero hay algo que nunca pudo tocar. Lo que sucedió ese día....Mis padres salieron a recolectar hojas otoñales y lo vieron, vieron su secreto.

— ¿Cuál secreto? —cuestiona mi padre con dureza.

A Boyd le tiemblan los labios.

— La razón por la que quema a sus víctimas —se tensa—, es porque de esa forma destruye su cuerpo y la magia se evapora de una forma que él puede tomarla. Mis padres lo vieron, vieron lo que hacía y él no podía permitir que eso fuera revelado. Los encerró en la casa y comenzó el fuego. Antes de que pudiera lanzarme al fuego expulsé mi magia para que se aferrara a lo que pudiera, pero choqué con él, con lo que era él. Él sintió mi poder, lo que podía llegar a ser. Eso lo hizo detenerse y conservarme, como una maldita mascota —tiembla—. Hizo que el fuego quemara mis ojos para hacerme vulnerable. Tenía cinco cuando sucedió, Zachcarías se quedó conmigo hasta que cumplí doce y cada día me recordó lo que había sucedido y por qué. Lo hacía para mantenerme al margen, asustado.

Un niño, él era un pequeño niño y prácticamente toda su vida es ese hombre. Ese monstruo que tomó sus recuerdos y todo lo que quedó fue...él.

— Si tomo tus recuerdos —comienza el alfa—, ¿entonces, no sabes cuál es su aspecto físico?

Boyd niega.

— Tenemos una descripción —Johan mira a mi padre—, solo queríamos confirmarla —aclara su garganta—. ¿Puedes continuar o quieres que tomemos un descanso?

Boyd se pone en una posición como si intentara darme la espalda.

— Cuando cumplí doce mi magia ya estaba bastante desarrollada, él quería deshacerse de mí, pero entonces me ofreció un trato...—cierra sus ojos y su rostro se tiñe de una expresión avergonzada—. Necesitaba alguien que pudiera escuchar y pasar desapercibido aquí en Gardeen, me pidió que espiara para él y a cambio me perdonaría la vida.

¿Qué?

— Y tú aceptaste —afirma mi padre.

— Lo hice con la condición de que jamás tocara este lugar, que permaneciera fuera de sus planes pervertidos y abominables —cuando abre sus ojos lagrimas brillan en sus ojos ciegos—. Yo quería morir, había soportado lo suficiente...Pero entonces pensé que mi muerte no haría diferencia en nada, no estaba ayudando a nadie, no había ayudado a mis padres —quiero acercarme a él pero mi padre me detiene, cuando mi giro para verlo, él niega—. Si yo aceptaba el trato, por lo menos lo mantendría alejado de aquí...Era un maldito traidor pero por lo menos evitaba que tomara este lugar —sus hombros caen, como si algo muy pesado hubiese abandonado su cuerpo—. Durante sus últimas visitas comencé a cambiar los planes que había escuchado en la manada, eran importantes y realmente no quise decirle. No sé cómo fue que se enteró, pero me hizo pagar por mi error, dijo que este lugar ardería si no se rendían ante él...dijo que...alguien vendría a buscarme para "limpiar" mis pecados.

Los Mestizos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora