Capítulo 12

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Aguas calientes resulta ser todo lo que no me esperaba.

Está escondido entre las montañas y se trata de unas piscinas naturales de aguas termales. Mi primera reacción fue quedarme totalmente sin palabras, el lugar es hermoso, natural, místico. Hay vapor por todo el lugar y te invita a probar el agua de inmediato.

A los chicos les pareció extraño que fuéramos los únicos aquí, pero decidieron no pensar mucho en eso. Ellos solo comenzaron a quitarse la ropa, al verme con todas mis prendas comenzaron a preguntarme si me quedaría parada toda la tarde. Fue fácil para mi quitarme mis botas y vestido, nadie hizo comentarios sobre la desnudez de los otros, la verdad, fueron bastante respetuosos.

Cuando comencé a entrar al agua Josías me tendió su mano para ayudarme. Entonces Eliot dijo: —. Bienvenida a Aguas Calientes.

El agua era de otro mundo.

Era la temperatura perfecta, lo sigue siendo, no he salido de la piscina desde que llegamos. A diferencia de mí, Penélope descansa recostada sobre su estómago fuera de la piscina, Assbel fue a algún lugar privado para poder hacer sus necesidades acompañada de Eliot y Josías, Wanda juega a "quien lanza la roca más lejos" con Ashen, ambos apuestan dinero.

— ¡Ya me debes mil, reina de nada! —se jacta Ashen.

— Apuesto el doble, veamos si superas esto, perro hada.

Ashen le gruñe.

— Cierren la boca —me quejo cerrando mis ojos.

— ¡Regresaste! —vocifera Wanda salpicándome agua—. Desde que tocaste el agua parecía que estuvieras en un viaje astral.

Me río girando mi rostro, percibimos los olores de Assbel, Josías y Eliot. Estos salen de entre los arboles mirándonos confundidos.

— ¿Quién estaba en un viaje astral y no me invitó? —cuestiona Assbel luciendo realmente indignada.

— Ariel —suelta Ashen, le salpico el rostro con agua.

— Es verdad —concuerda Josías preparándose para saltar dentro de la piscina—. Allá voy —avisa.

Josías corre, cuando salta lo hace bastante alto y logra hacer una voltereta en el aire antes de caer en la piscina.

— Eso fue una locura —mascullo aplaudiéndole.

Assbel y Eliot niegan prometiendo que pueden hacerlo mejor. Así comienza un nuevo juego, todos salen de la piscina e intentan hacer volteretas asombrosas, incluso yo lo intento, pero quedo en último lugar, la ganadora sorpresa resulta ser Penélope, quien gruñonamente se levantó, saltó e hizo tres vueltas antes caer, solo para que dejáramos de hacer ruido.

Nos quedamos otra media hora y cuando decidimos que era hora de volver me tomó cada parte de mi alma salir de esa maravillosa agua.

— Volveremos —prometen los chicos al ver mi expresión.

Antes de seguirlos al bosque voy y busco una de las piedras con las que jugaban Wanda y Ashen, ellos me miran de manera extraña.

— Para el recuerdo —murmuro con mis mejillas rojas.

Guardo la piedra en uno de los bolsillos de mi suéter, junto a mi collar con la roca blanca que me dio Boyd.

Pensar en su solo nombre me hace estremecer. Había logrado olvidarme de todo mientras estuve en esas aguas.

— Aun me parece extraño que no nos hayamos topado con nadie —comenta Eliot.

— Creo que desde que los ataques del hombre dios se hicieron frecuentes todos son más reservados y previsivos —argumenta Wanda mirando con mala cara el bosque—. Sobre todos los más jóvenes, después de todo, a ellos son los que él quiere.

Los Mestizos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora