Capítulo 35

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Eduardo Rowclay Walker, la sorpresa de mis padres, su cachorro más malcriado y necio. Desde que mi madre lo tuvo en su vientre supo que sería el más revoltoso de todos y cuando nació no hubo dudas, su parto fue difícil, muy difícil, mi madre casi no logra sobrevivir, pero antes de que pudiera dejarse llevar por la calma del final, el estrepitoso llanto de mi hermanito la trajo de vuelta. Al menos así lo cuenta ella, y yo le creo. Conforme fue creciendo todos notamos las diferencias, mis padres pensaban que su bebé pequeño sería como su hermano mayor, pero no fue así, Eddy siempre fue delgado en comparación con Evan. Y muy, muy revoltoso, todo él lo es, su cabello, su sonrisa y esos benditos hoyuelos. Recuerdo una vez que Kortian dijo: Tiene la apariencia de un ángel, pero su corazón, oh, ese es el corazón de un lobo. No tengo la menor duda de eso.

Mi pequeño revoltoso.

Este no puede ser mi pequeño, lleno de máquinas que lo ayudan a respirar, tan pálido como una hoja. El fuego no lo tocó, pero el humo lo destruyó por dentro.

-Él estará bien -nos vuelve a decir la enfermera con la voz más dulce que he escuchado.

Cuando la miro, veo que me extiende un vaso con un líquido blanco que parece leche, no lo es, sabe horrible, pero es medicina para terminar de expulsar el veneno paralizante de mi sistema. A mi padre se lo deja en la mesita cerca de Eddy. No le ha quitado los ojos de encima desde que llegamos a la habitación, no lo culpo, sigo preguntándome como mi revoltoso puede lucir así tan marchitado.

-El alfa viene en camino, vendrá con la mujer que llego a tiempo y el otro chico -me dice sabiendo que probablemente mi padre no la está escuchando en lo absoluto.

Asiento.

-¿Cómo está mi madre?

-Sigue dormida -dice con suavidad yéndose-. Fue un largo viaje pero no dudo que despierte pronto.

-Gracias -responde mi padre casi de forma imperceptible.

La delicada mujer se va dejándonos nuevamente sin voces, solo con el angustiante sonido de la máquina que monitorea los latidos de mi hermano.

-No quiero que entren aquí -suelta papá con una voz lastimada-. No quiero que nadie que no sean los doctores o nosotros se acerquen a él.

Entiendo su petición silenciosa.

Sé que directamente no podría pedirme que espere por esas personas afuera para detenerlas de entrar, sé que justo ahora no puede decirme que necesita quedarse con su bebé un poco más.

Le doy un último vistazo al chico sobre la camilla antes de comenzar a dirigirme hacia afuera.

-Ariel -me giro hacia mi padre, él me mira completamente cansado-, ¿tú estás bien? ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo?

-Estoy bien, papá. Solo necesito que mi familia esté bien.

Asiente, sus ojos brillando de absoluto dolor.

-Yo también.

Afuera todo es agresivamente ruidoso, enfermeros y curanderos van y viene tratando heridos del ataque en los túneles. Aún no sabemos si pudieron llevarse a alguien, por los momentos no hay desaparecidos, pero sí hemos capturados a algunos seguidores. Los han llevado a algún lugar de la manada donde los agentes especiales puedan interrogarlos.

Me siento sobre una de las sillas de metal y mis rodillas tiemblan, son los efectos del veneno. Nos explicaron que el veneno entró por nuestra nariz y poros, es por ellos que todo el ambiente estaba frío y húmedo. Utilizaron magia muy vieja para ello, el único que pudo identificar el veneno fue mi padre. Los equipos tomaron muestras para enviarlas a investigar más, quieren descubrir si existe un antídoto o si pueden crear algo que nos vuelva inmunes. Ya han solicitado la ayuda de todos los brujos que puedan participar para ello.

Espero que Kortian sea uno de ellos, él no es un brujo, pero es muy sabio y conoce la magia. Estoy segura que él podría ayudar, me gustaría llamarlo, saber que está bien y contarle todo lo que ha sucedido, le pediría que viniera con refuerzos. Te necesitamos, le diría.

Un olor dulzón me hace levantar la cabeza de entre mis manos, por el pasillo, casi saboreo la azúcar. Cuando me doy cuenta ya estoy de pie temblando ansiosa.

Boyd.

Él es el primero que veo aparecer y al único que veo después de eso. La voz se me atora en la garganta, mis piernas se tropiezan entre sí por las inmensas ganas que tengo de ir y fundirme con él. Su rostro está descompuesto en una mueca casi adolorida y siento como experimenta las mismas ganas que yo.

En mitad de nuestros caminos me dejo estrellar contra él, como si ese choque fuera necesario para traerme a la vida. Su olor hace que todo mi interior se estremezca agradecido, cuando puedo tocarlo cierro mis ojos y me dejo consumir por la intensa sensación de abrazarlo.

Él ha unido de nuevo los pedazos que estaban por quebrarse.

-Estaba tan preocupado -un quejido abrumador sale de él estremeciéndose.

Abro mis ojos y mi boca con la intención de responderle pero entonces la veo.

Rubia y de ojos marrones, a primera vista no la reconozco, pero ella sí a mí y eso lo veo en sus ojos. Reconozco su expresión, su pose y cuando sonríe el piercing en su labio me saluda como recordándome.

-¿Tú? -jadeo contrariada observándola, pareciera que un huracán hubiese pasado por ella.

Boyd se tensa sintiendo mi cambio, me suelta un poco pero no se aleja de mí.

-Vaya, vaya -se ríe-. Nos volvemos a encontrar, lobita perdida.

-¿Se conocen? -cuestiona el alfa luciendo tan mal como ella.

Ambas abrimos nuestras bocas para responder pero entonces la puerta de la habitación de Eddy se abre, mi padre sale luciendo extrañado, con la nariz arrugada, parece olfatear algo.

Sus ojos van directamente hacia la mujer que una vez me devolvió algo de vida en una playa de L.A.

-Tu magia...-comienza papá olfateando en su dirección.

-Maldito por el tiempo -la mujer da un paso al frente sonriendo como si hubiera encontrado oro-. Maldito hasta que encuentre a su mujer.

Mi padre gruñe ferozmente, Johan se interpone en su camino cuando intenta ir hacia la mujer.

-Cuidado -le advierte Johan con una ferocidad que nunca había mostrado-. Fue ella quien salvo a tu hijo.

-Ya sabía yo que el olor de ese cachorro no era normal -la mujer sale de detrás de Johan y es ella quien se acerca a mi padre-. Desde que me contaron tu historia desee conocerte -silva y Johan luce incomodo, incluso yo me siento así.

¿Qué está pasando aquí?, quiero preguntarle a Boyd pero él está abstraído, sintiéndome con su magia, me doy cuenta cuando siento el cosquilleo en mis heridas. Me está sanando, con nada más que su magia. Presiono su mano para que sienta mi inconformidad. Ese tipo de curación es demasiado exigente, no me gusta la idea de que lo practique.

-Conozco tu magia -escucho gruñir a mi padre-. Podría decir que es tan vieja como yo pero...no sé qué eres.

-Yo...-la mujer me mira-, ¿Qué soy yo, lobita? Algo vivo, ¿cierto?, algo muy vivo -se ríe mirándose a sí misma-. Esto que están viendo es solo un disfraz, un muy mal disfraz a mi parecer, ya que mi lobita me reconoció tan fácilmente -vuelve a mirarme-, pero, esa tampoco era yo -todos en la habitación la miramos sin entenderla. Mueve sus manos de manera extraña y entonces cambia. Su cuerpo se hace voluptuoso, su cabello se vuelve oscuro como la noche, lo tiene tan corto que roza sus lóbulos. Sus ojos también cambian, ahora son del color de la miel. Una sonrisa conquistadora adorna su precioso rostro -. Yo soy Ivonnet, la Solis perdida.

+*+*

You don't have to say you love me
You don't have nothing
You don't have to say you're mine

I'd walked through fire for you
Just let me adore you

P.d: Espero con Todo mi corazón que todos se encuentren bien. Los tengo en mis pensamientos. Cuidense y laven sus manos.

Los Mestizos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora