Capítulo 49

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Esta vez estamos preparados. Hay cuatro "barreras" de protección rodeando la ciudad. Primero está Inteligencia y la Elite en las fronteras, ellos son los más capacitados para detectar amenazas e identificarlas. Más adentro, en el bosque, están los soldados de la manada. Después seguimos nosotros el escuadrón de Johan, el grupo de brujos de Ivonnet, Kort con los amigos de la familia y mi padre. Los vampiros están esparcidos donde Gilbert lo cree conveniente. Y por supuesto, tenemos un campo mágico de protección. Los brujos se encargaron de ello después de determinar que los niños mágicos que explotaron porque alguien se había metido en sus cabezas.

Los ciudadanos también están preparados para defenderse, pero eso es precisamente lo que Johan no quiero. Los dejó de último porque no quiere ponerlos en riesgo.

-Vastias -le informa alguien por radio a Johan.

He escuchado de ellos, pero nunca he visto ninguno.

Mi padre con expresión rígida mira al cielo, observa la gran luna menguante con un tono amarillento, asiente, como si lo entendiera todo. Me atrapa observándolo, tiene miedo, no me quiere aquí, pero no pienso echarme atrás. Yo sí quiero estar aquí, estoy lista.

-Ariel, por favor -intenta nuevamente. Mi mirada es lo suficientemente dura para que sepa cuál es mi decisión-. Johan -le sujeta el ante brazo y lo mira con dureza-. Tú la metiste en esto, si algo le pasa, tú vas a responder.

Johan se aparta de él con un movimiento violento.

-Eso no va a pasar, porque ella es lo suficientemente capaz de cuidar de sí misma.

-Evan -continua mi padre buscando apoyo-, cuídala, si las cosas se salen de control la sacas de aquí.

Mi hermano solo asiente a las órdenes de nuestro padre. Johan puede ser el alfa de mi hermano, pero nuestro padre está por encima de cualquier autoridad y todos sabemos que sí da una orden, va a ser cumplida.

Busco a Boyd con la mirada, él ya está mirándome con una expresión puramente preocupada. Minutos atrás, me había implorado que me quedara en la casa, que no fuera con Johan. Pero tanto él como yo sabíamos que eso no sucedería. No pienso quedarme de brazos cruzados mientras ellos arriesgan sus vidas.

-Recuerda el balanceo de tus pies -habla Johan sin mirarme-. Preocúpate por tu equilibrio antes de atacar -asiento, memorizando sus palabras-. Los Vastias son rápidos y brutos, no van a pelear con experiencia, solo son bestias que buscaran morderte o paralizarte. Que no se acerquen demasiado a ti ¿bien?

-Gracias, Johan -susurro mirando al frente, hacia el bosque, intentando escuchar la pelea que está desatada en las fronteras-. Gracias por no permitir que me dejen en casa.

Mis palabras lo hacen mirarme, tiene la expresión tensa, los ojos cansados y vello creciéndole en la mandíbula. Se ve descuidado, pero la furia salvaje en sus ojos es indiscutible.

-Feliz luna de oro, Ariel.

*****

En las fronteras han logrado contener la invasión lo suficiente como para que todos estén listos, pasan varios minutos antes de que nos informen que los soldados de la manada han comenzado a detener ya a los primeros Vastias que han logrado escapar.

Son muchísimos, pero aun así no han logrado llegar a nuestra barrera. Me encuentro demasiado ansiosa por que lo hagan, no dejo de pasar mis manos por los mangos de las dagas. La luna nos pone a todos ansiosos.

La tensión es tangible, puedo oler el sudor de todos, escucho sus movimientos nerviosos, sus respiraciones agitadas, sus pestañeos, gruñidos, jadeos.

Los Mestizos IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora