Comemos.
Bueno, yo devoro mi cena, sobre todo la carne, está deliciosa y jugosa, simplemente no puedo parar, lamo y chupo mis dedos ruidosamente cuando levanto la mirada para preguntarle a mamá si quedo más noto que todos me están mirando.
— Tenías mucha hambre, estrellita de mar —murmura mamá rompiendo el silencio y parpadeando, ella me sirve más carne y yo sonrío.
— ¿A qué se debe tanto apetito, bebé? —cuestiona mi padre haciéndome señas de que debo tomar el tenedor, suelto la carne que tenía en mis manos.
Aclaro mi garganta.
— Creo que fue por el entrenamiento y toda la actividad física.
Miro el tenedor pero ahora me parece una cosa tan absurda tomarlo.
— Oh, sí —suspira Evan mirándome—. Los entrenamientos allí son duros, no les importas quien eres ni de dónde vienes, o sabes defenderte o terminaras comiendo lodo.
Mi madre se escandaliza.
— Eso no me parece justo, Ariel no sabe nada sobre peleas y técnicas de combate...
— Porque nunca quiso que le enseñara —interviene papá.
— Porque no sabía que terminaríamos mudándonos a este pueblo escalofriante con un instituto en donde las materias principales son magia, caza y peleas —gruño silenciando a todos—. Nada de esto es mi culpa.
Suelto el tenedor con brusquedad y termino sujetando la carne con mis manos otra vez.
— Yo no quise...—comienza papá pero mamá dice su nombre con advertencia, ambos se miran y tienen una discusión silenciosa en la cual mamá gana.
— Deja de actuar como una niña malcriada, Ariel —entre cierro mis ojos en dirección a Evan—. Fue tu decisión no aprender nada de lo que papá se ofreció a enseñarnos, no importa si no sabías que terminaríamos aquí, incluso viviendo como humana necesitas saber que esa especie está podrida, los humanos no son ángeles. Siempre vas a necesitar saber defenderte —sentencia, Eddy gruñe dándole la razón—. Como sea, alguien me puede decir por qué huele a perfume caro y sangre mezclada —aspira exageradamente—, vampiro y...
— Keiya —termino por él—. Mi amiga estuvo aquí ayudándome con el entrenamiento.
— ¿Ya hiciste amigos? —pregunta con burla y deseo mostrarle mi dedo medio pero no quiero ser reñida, lo peor es que el imbécil lo sabe.
— Sí —respondo cortante.
Evan me muestra su sonrisa socarrona.
— Wanda Spark la incluyó en su círculo íntimo —suelta Eddy—. Son los más fuerte, la verdad no entiendo que te vio a ti.
Pellizco con fuerza su brazo y él lo aleja siseando.
— ¡Ariel! —espeta molesta mamá—. Ya estoy cansada de que ustedes dos peleen todo el tiempo, si siguen así voy a castigarlos.
Ignoro los mascullo de Eddy y la risa contenida de Evan. Me concentro en mi carne.
No es justo que me regañen cuando Eddy es quien ha empezado, ¿se supone que no me debo defender? ¡Al diablo! Venir aquí ya es el suficiente castigo para mí.
— ¿Cómo vas en tus clases, Eddy?
Mi mamá bufa ante el muy "impresionante" intento de papá por cambiar de tema, al mirarlo puedo adivinar que esta algo desesperado por continuar la charla pero en un territorio neutral.

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Los Mestizos II
Про оборотнейSangre mezclada condenada al fuego. Sangre pura destinada a la grandeza. "Los mestizos" pertenece a la serie de libros: "La sangre de los mágicos". Se recomienda haber leído antes El maldito, ya que es bastante necesaria para el entendimiento de est...