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Decir que Isabelle se sentía mal era poco, se sentía sola a pesar de estar en el departamento de Alec y Magnus junto a los nombrados, las cortinas estaban corridas haciendo a la habitación oscura y la televisión encendida daba la sensación de ser madrugada pero eran las tres de la tarde.

— ¿Puedes decirme qué te sucede? — Alec preguntó por quinta vez.

Isabelle negó con la cabeza y suspiró abatida, su celular cayó del bolsillo trasero de sus jeans y rebotó contra el suelo, quedando con la pantalla encendida mostrando la hora y un fondo de pantalla que la pelinegra no quería ver.

Clarissa sonreía de costado, como burlándose de la chica de ojos oscuros e Isabelle no pudo evitar pensar que aún así, burlándose de ella o no, Clary se veía demasiado hermosa.

— ¿Es por Clarissa? — Magnus habló por primera vez, posando su vista en el televisor, lo menos que quería era que Izzy se sintiera juzgada bajo su mirada y se cerrara, como una flor de crocus cerrándose a la llegada de la noche.

Izzy asintió, apoyó su cabeza sobre los muslos de Alec y este comenzó a acariciarle el cabello como cuando eran niños.

— Es sólo que, me duele que haya preferido estar con Jace antes que hablar conmigo, es decir, ¡soy su mejor amiga! — la chica cerró los ojos para evitar que sus lágrimas comenzaran a correr, sólo quería volver el tiempo atrás y volver a construir un muro de piedra sólida al rededor de su corazón.

— Iz, todo estará bien. Todo este problema va a arreglarse y volverá a ser lo que era antes, no tienes que ponerte mal por esto — Alec susurró y sintió como Isabelle temblaba ligeramente.

— Nada volverá a ser lo que era antes, Alec, por más que lo queramos. Ni siquiera sé porqué estoy llorando, Dios, soy patética — Isabelle rió de forma sarcástica y levantó la cabeza del regazo de Alec para llevar sus manos a su rostro, evitando que sus acompañantes vean lo rota que estaba.

— Izzy, llorar está bien, las chicas grandes lloran cuando sus corazones se están rompiendo.

Isabelle sonrió por las palabras de Magnus y dejó ver su cara, tenía el rímel ligeramente corrido y sus labios temblaban tratando de no sollozar.

Alexander estaba por decir que su novio tenía razón cuando su teléfono celular comienza a sonar con el sonido característico de una llamada entrante.

— ¿Cuándo vas a ponerte un tono de llamada normal, como una canción o algo así? Detesto ese sonido — el mayor se quejó haciendo a la chica reír.

Alec rodó los ojos y contestó el teléfono sin ver el identificador.

— Oh, hola, Jace.

Fue el turno de Isabelle de poner los ojos en blanco y Magnus bufó para luego tomar a la pelinegra de los hombros, abrazándola.

— Sí, claro — el ojiazul siguió hablando — de acuerdo, Magnus está... él tiene mucha fiebre y está alucinando, un asco todo — mintió, Magnus frunció el ceño más no dijo nada para arruinar la mentira —, exactamente, tal cual, si él se pone mejor iremos. Adiós, Jace.

— ¿Qué sucede? — Isabelle se adelantó a preguntar antes que su cuñado cuando vió a su hermano dejar el celular arriba de la pequeña mesa de luz.

— La banda de Simon tendrá una presentación hoy, en el bar que está a un par de calles de aquí, aceptaron a Jace como parte de la banda y él está emocionado, quiere que vayamos a verlo tocar.

— Por Dios, ¡alguien debería decirle que apesta en eso de tocar la guitarra! ¿Simon es sordo o qué? — Magnus declaró levantándose de la cama y yendo a la cocina.

Alec se encogió de hombros para luego hacer el mismo camino que Magnus, dejando a Isabelle sola con sus pensamientos, ¿debería ir a ver a la banda de su ex novio o sería mejor quedarse a comer helado viendo películas con malos finales en la casa de su hermano mayor?.

BIG GIRLS, clizzy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora