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Harry estaba acostado en aquellas sabanas negras de fina seda oriental, desnudo y con a penas cubiertas sus partes nobles.
No andaba con sus lentes puestos y estaba tratando de organizar varias ideas en su cabeza.

La señora Flint se había decidido por un baño, completamente contenta luego de haber follado con el niño que vivió.

El héroe se preguntó si quizá, por los celos, esto llevaría a Flint directo a él, aunque lo dudaba. La insasiable mujer había estado sola por mucho tiempo.

Miró hacia la mesita de noche y se colocó sus lentes, para luego ubicar su uniforme, empezando a vestirse mientras organizaba las cosas descubiertas bajo esa no tan noble misión.

1. Benjamin Flint ya había tenido problemas con magos peligrosos en el mercado negro por estar comercializando algo, algo que no fue aceptado de buena fé ni si quiera en un mercado ruin y fue amenazado.

2. Marcus Flint y Benjamin Flint mantenían el contacto por medio de patronus, por lo que era imposible poder saber de qué cosas hablarían.

3. Marcus Flint no ha vuelto a tener aparente contacto con nadie de la escuela, a excepción de un chico.

Gregory Goyle.

Harry se apareció en el ministerio cuando estuvo listo ya que no vio necesario el reencontrarse con la mujer.
Obligarse a sí mismo a eyacular era algo que no creyó que fuese posible, pero había sucedido.

Había tenido que recurrir a su imaginación, y Merlín lo perdonara, pero se vio follando a Draco Malfoy en su mente y fue así de sensillo que se vino sin si quiera controlarse ante el hecho.

— Harry. — Corrió hacia él, Ron, mirándole de manera suspicaz. — ¿Qué tal...?

—Quiero que rastreen el paradero actual de Gregory Goyle.

— ¿Goyle?

Hubo unos segundos en los que el pelirrojo tardó en recordar quién era la persona que Harry había mensionado y rápidamente recordó a los dos idiotas que seguían de cerca a Malfoy.

Asintió y se alejó de allí mientras que Harry suspiraba con pesades, sintiendo algo, no sabía explicarlo, pero la inquietud en su pecho se volvía cada vez más y más insoportable, casi como si tuviese la necesidad de destruir lo que tuviese enfrente y que supusiera un obstáculo para encontrar a Draco.

— ¡Señor Potter!

Harry se giró y se encontró a Scorpius, el cual era perseguido por un par de aurores que tenían la impaciencia marcada en el rostro.

Scorp al llegar a él, se escondió tras del cuerpo del héroe, apoyándose en una de sus piernas.

—No lo hemos perdido de vista. — dijo rápidamente uno de los aurores.

—Yo no he dicho nada. —Dijo Harry, alzando las cejas un poco consternado.

Sabía que cuidar niños no era tarea fácil, él mismo había aprendido a escabullirse a muy pequeña edad debido a su primo, aunque el estilo Potter era más bien torpe.
No sé imaginaba la astucia y vivacidad de un Malfoy sumado a la sagacidad que sólo puede tener un niño.

— Lo llevaremos al...

— ¡No! Señor Potter, exijo hablar con usted.

Harry bajó la mirada y observó los ojos decididos y suplicantes del menor, fue inevitable no torcer un poco los labios para el héroe, el chiquillo le daba mucha ternura.

—Por supuesto, pueden retirarse, yo lo llevaré a la sala cuando hayamos acabado de hablar.

Los dos aurores parecieron aliviados de quitarse aquella carga por un rato, y asintiendo se alejaron de allí, caminando casi que al unísono.

Always / HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora